Toda Bélgica, y en especial Flandes, está orgullosa de este belga flamenco, el Padre Damián, declarado en 2005 “el belga más grande de todos los tiempos”. El Padre Damián fue un sacerdote católico que vivió durante el siglo XIX y que fue misionero en Hawai, concretamente en la leprosería de la isla de Molokai, donde convivió con los enfermos de lepra hasta que él mismo murió tras contraer la misma enfermedad, en 1889. Hoy en día, canonizado recientemente, en 2009, es considerado patrón de los leprosos y otros enfermos de enfermedades terminales, como el SIDA.
Nació en Tremeloo en 1840 y años más tarde comenzó su noviciado en Lovaina, en 1859, donde nace su vínculo con esta ciudad. En 1863 reemplazó a su hermano, también religioso, como misionero en Hawai, ya que su hermano enfermó antes de ir, y de este modo comenzó su fama mundial. La isla de Molokai, en el norte de Hawai, era el lugar donde el Rey hawaiano Kamehameha IV había enviado a los enfermos de lepra de su reino para evitar más contagios. Según los contemporáneos este lugar era más bien una “colonia de la muerte”, donde los enfermos, abandonados a su suerte, sobrevivían en medio de un estado de violencia, peleando por algo que echarse a la boca. Como cuentan, la llegada del Padre Damián fue un punto de inflexión en la vida de este lugar, ya que consiguió bajo su liderazgo restablecer las leyes básicas y el respeto, organizar granjas y escuelas y mejorar, en definitiva, la vida de aquellos a quienes habían dejado apartados simplemente para que muriesen.
El Padre Damián vivió y dirigió la leprosería durante 16 años, los últimos de los cuales pasó enfermo él también de lepra. Con el tiempo fueron llegando los reconocimientos a su labor, a pesar de las diferencias que solía tener con sus superiores, según sus historiadores. En su tiempo los conflictos entre católicos y protestantes estaban aun muy latentes, pero él pasó por alto tales conflictos y consiguió que diversas iglesias protestantes de Estados Unidos y la Anglicana de Inglaterra se interesaran por su labor y le ayudaran económicamente, algo impensable entonces en las relaciones católico-protestantes. También recibió por parte del Rey Kalakaua la orden de Caballero Comandante de la Real Orden de Kalakaua (se dice que cuando la princesa hawaiana fue a leer el discurso en su honor en la misma leprosería, se conmovió tanto por lo que vio que no pudo leerlo).
Tras su muerte se convirtió en un ejemplo e inspiración para muchas personas. A él dedicaron palabras Robert Louis Stevenson, que al hablar de él lo hizo famoso en el mundo anglosajón, Ghandi, quien dijo “El mundo politizado y amarillista puede tener muy pocos héroes que se puedan comparar con el Padre Damián de Molokai. Es importante que se investigue por las fuentes de tal heroísmo”, o la Madre Teresa de Calcuta.
Fue enterrado en la misma leprosería, bajo su árbol favorito, pero en 1936 sus restos fueron trasladados a Bélgica, concretamente a Lovaina, donde yacen en la Capilla de San Antonio, situada en la Damiaanplein, una plaza cercana al centro. También existe un “Centro de Damián”, con documentación sobre este personaje y una pequeña capilla dedicada al mismo. En 2005, la televisión belga organizó un concurso para elegir al belga más famoso de todos los tiempos, y entre muchas personalidades flamencas y valonas fue elegido el Padre Damián.