Llega Agosto y, para los que seguimos alargando nuestro Erasmus en Bélgica, a veces se hace un poco duro recibir fotos de nuestros amigos y familiares en la costa española con una buena paellita en el chiringuito de la playa. Así que hoy os traigo un plan alternativo para que comprobéis por vosotros mismos que la costa belga también merece la pena.
El fin de semana pasado nos levantamos con ganas de playa y pedimos consejo a nuestros compañeros de residencia que no dudaron en recomendarnos que nos acercásemos hasta la costa del Mar del Norte.
A tan sólo dos horas en tren de Amberes se encuentra Knokke, destino turístico playero por excelencia entre los más jóvenes. Así que este pasado sábado, Go Pass en mano, cogimos el tren a las 09:06 de la mañana destino a Brujas y allí cambiamos de convoy destino a Knokke.
Si algo nos llamó la atención, fue que estas extensas playas están plagadas de pequeñas casitas blancas donde los vecinos almacenan todos sus bártulos y donde se refugian tras toldos para protegerse del viento. Resulta de lo más curioso ver cómo todo el mundo guarda sus propias tumbonas en el interior de sus «trasteros playeros» y aprovecha cada rayo de sol aunque su cabaña no esté en primera línea de playa.
Quizá para nosotros, más acostumbrados a pelearnos por clavar nuestra sombrilla lo más cerca del agua posible, ésto no sea lo más común, pero como parte de mudarte a un país extranjero se trata de adaptarse a las costumbres locales, a nosotros nos encantó esta playa y la forma tan diferente de disfrutarla que tienen aquí.
Y si no estáis demasiado cansados cuando se acerque la tarde, Knokke está repleto de chiringuitos y zonas «chill out» para tomar los mejores mojitos con las mejores vistas al mar. Aquí os dejo un enlace a la página de Facebook de uno de ellos para que podáis comprobar por qué éste es el destino vacacional favorito de la juventud belga. Monroe Beach Knokke
Hola a todos, mi nombre es María Angosto y he sido elegida para ser corresponsal en Amberes durante este último mes de verano, pero no culaquier mes… ¡Mi último mes Erasmus!
Después de casi once mese viviendo en esta maravillosa ciudad, creo que mi experiencia puede servir de ayuda a todos aquellos que hayan decidido mudarse a la capital del diseño Belga, o por qué no, animar a todos esos indecisos que no hayan elegido destino todavía.