Ayer publiqué un post sobre algunas de las cosas que se pueden ver en esta ciudad. Bien, como un post se quedó corto, hoy os traigo otro con dos especificaciones: sitios para comer y…una visita en barco muy especial.
En primer lugar, la hostelería en Flandes no es como estamos acostumbrados en España, por lo que, si bien la variedad es la tónica, encontrar un sitio donde comer, que satisfaga tanto al paladar como al bolsillo no es tan fácil. Por eso, os voy a hablar de la taberna Cuckoo. Aquí, y si sois espabilados, lo habréis podido adivinar por el nombre, la especialidad es solo una: el pollo asado.
Ya sea para comer o para llevar, podremos encontrarnos diferentes platos de pollo asado (flambeado, asado, con compota de manzana…) que, os aseguro, están para chuparse los dedos, literalmente, porque no hay cubiertos. Eso sí, cuando salgas con la tripa ronroneando y el bolsillo también -medio pollo y pan por 6,8€- no te va a importar.
Voy a hablaros ahora de una de las visitas más interesantes que he podido hacer desde que estoy en Flandes: el barco Mercator.
Restaurado y alojado en el puerto de Ostende desde hace apenas seis meses, este barco ha vivido aventuras por todo el mundo, llegando incluso a participar en la Segunda Guerra Mundial. Este barco, que servía de entrenamiento para cadetes y marinos, también realizaba expediciones científicas, y sirvió para repatriar los restos del Padre Damián, famoso por inciar la colonia de presos de Molokai (Hawaii).
Por 5€ adultos (y 3€ a partir de los 4 años) podremos recorrer el interior de este barco, así como su cubierta, subir y bajar sus escaleras, ver los diferentes camarotes y cuartos, e impresionarnos con esa decoración típica marinera que nos recordará a la época de Tintín o de los grandes exploradores del siglo XIX. Además podremos ver los quirófanos, la sala de máquinas, de navegación…toda una inmersión en el ambiente más naviero que no puedes dejar pasar.
Como conclusión a las entradas sobre Ostende: esta ciudad se ha convertido para mí en una visita recomendable y recomendada. Flandes es mucho más que Bruselas, Gante y Brujas, sin olvidarnos de Amberes y Lovaina. Flandes puede sorprenderte en cada ciudad y pueblo, incluso en su entorno rural, con cultura, historia, gastronomía, y un millón de cosas que hacer.
¡Nos leemos!