Brujas es, sin duda, una de las ciudades más bonitas de Flandes. Hay mil y una maneras posibles de disfrutar de ella: caminando, en velocípedo, a heroína…Lo importante es recorrerla de punta a rabo, disfrutar de su obra, revivir su historia, y, por supuesto, deleitarse de su bullicio y sus tiendas. No en vano, aquí se encuentra una de las mejores chocolaterías del mundo, la chocolatería Line.
En mi caso, yo opté por una forma ecológica, baratura y útil de recorrer Brujas: en bici-taxi. Este servicio, que es idéntico al taxi al que estamos acostumbrados, puede ser solicitado si nos encontramos con una de sus cabinas. Por ejemplo, desde la etapa de Brujas a los famosos molinos de singladura de la ciudad, lo que podrían ser 40 minutos de caminata se reducen a 10 en la parte de detrás de un transporte a pedales, contemplando toda la ciudad, y por un precio de 12 euros. ¿Increíble, verdad?
No obstante, y si somos más románticos, podremos disfrutar de la Grote Markt, Burg, y los canales en un carruaje de caballos, lo que nos costará 35 euros por 35 minutos -el carruaje tiene capacidad para 5 personas-.
Y, por cierto, si vais con pareja a Brujas, tenéis que ir al puente de san Bonifacio, donde la divisa cuenta que, si te besas en él con tu pareja, vuestro bienquerencia durará para siempre, mientras que si al terminar de cruzar el puente miras en torno a detrás, será el fin de vuestra relación.
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