Los nombres de Ringo Starr, Paul McCartney, George Harrison y John Lennon no necesitan introducción, apenas si retazos descriptivos. Como miembros de la banda inglesa más famosa de la Historia, todo lo que rozaron pasó a ser parte de la misma: las hombreras rosas, amarillas, azules y rojas del Sgt. Pepper’s, el paso de cebra de Abbey Road o la manzana verde que representaba su discográfica. A esta última hay que remitirse cuando se habla de Magritte: la influencia del autor surrealista en la obra del grupo “más conocido que Dios” ha sido -y es- objeto de elucubración para todo beatlemaniaco.
De George Martin, productor del grupo y conocido como el quinto Beatle, se dice que tenía raíces belgas y un profundo conocimiento -y admiración- por la obra de Magritte. De boca de George conoció el cuarteto la obra de René, quedando especialmente fascinado Paul McCartney. En una entrevista con Johan Ral en 1993 reconoció su obsesión por el artista: “un amigo, Robert Fraser, era dueño de una galería de arte en Londres. Durante los 60 descubrimos a Magritte y nos enamoramos de su sentido del humor. Robert solía buscar fotos de él para mí, porque sabía que me gustaba. Un día trajo uno de sus cuadros a mi casa. Estábamos fuera, en el jardín: era verano. Creo que estábamos grabando y, como no quería molestarnos, dejó el cuadro allí. El lienzo solo tenía grabado “au revoir” en medio de una preciosa manzana verde. Pensé que eso era algo enorme. Sirvió de inspiración para el logo.”
La función emuladora de esta obra -que comenzó la colección de Magrittes de McCartney, ahora es uno de los mayores coleccionistas del mundo- también llevó a juicio a los Beatles. Del lado del acusado Apple, la Granny Smith del mordisco. Sobre el origen de esta figura aún quedan dudas: algunas fuentes aseguran que Steve Jobs quiso honrar a sus héroes musicales apropiándose del logo, pero en su biografía de 2011 el empresario declaró que tanto el nombre como el dibujo de la marca tenían su origen en su dieta frugívora. La cuestión sobre la propiedad del símbolo se alargó treinta años, hasta que en 2007 lograron un acuerdo.
Aunque la manzana es un símbolo recurrente en Magritte, esta en particular aparece en Le Jeu de Morre, pintado en 1966. Este cuadro aún pertenece a McCartney; otras exposiciones bruselenses muestran la obra autor: la permanente del Museo Magritte, una interactiva en el Atomium (Atomium meets surrealism)y Magritte, Broodthaers & contemporary art,en el Museo de Bellas Artes de Bruselas.