La historia de Gante es uno de los temas que más me ha sorprendido y fascinado desde que vivo en esta maravillosa ciudad. Los altibajos que la componen son los que han esculpido la arquitectura del centro histórico, y los que llevaron a Gante desde la inopia hasta ser una de las ciudades más importantes de Europa.
Gante huele a medievo. Pero no solo a eso. La exposición permanente del STAM se sitúa dentro de las salas y pasillos de un antiguo convento, los cuales han sido totalmente rehabilitados para albergar ahora un paseo propio del siglo XXI por el pasado, presente y futuro de la capital de Flandes Oriental.
Desde los primeros asentamientos y restos de la época prehistórica y romana -que también los hubo-, esta exposición nos adentrará hasta los días de gloria de Gante, cuando su población era equivalente a la de París, y muy superior a Bruselas o Amsterdam. Los mapas interactivos son absolutamente espectaculares, y la visita, seamos o no amantes de la historia, será de las más didácticas que podremos hacer en un museo de esta ciudad.
Después de pasar por el Gante medieval, con sus poderosísimos gremios -¿sabíais que Gante fue uno de los primeros lugares donde se practicó una suerte de democracia, con los gremios como representantes de la ciudad ante los Condes flamencos?- y sus castillos, torres y guerras, llegamos al Gante de la época moderna y a su más esperado pero temido vecino: Carlos I de España (y V de Alemania).
Carlos, nacido en el desaparecido palacio de los Príncipes de Gante, sometió la ciudad, la cual se había rebelado contra el poder imperial y católico que emanaba su persona, a base de una sola cosa: fuerza. Su ejército y poder eran imbatibles en Europa y él lo sabía. La ciudad de Gante quedó herida de muerte, y pasó a un segundo plano dentro de la influencia sobre el viejo continente.
Tras unos cuantos siglos de influencia española y francesa, la ciudad gantesa pasó a ser una ciudad obrera y cuasi-socialista (con tanta industria, el movimiento obrero fue muy potente en la ciudad). Finalmente, llegaremos al presente de Gante, tras una rehabilitación intensiva de toda el área urbana que ha resultado en la belleza que podemos admirar hoy. Una ciudad europea digna del siglo XXI. ¿Retos para el futuro? Rehabilitar zonas que aún lo necesitan, como el puerto de la ciudad.
La otra exposición de la que hace gala el STAM, hasta el día 27 de marzo de 2018, versa sobre la Universidad de Gante. La ciudad tal como la conocemos sería impensable sin esta institución que celebra este año su 200 aniversario. Por las diferentes salas podremos hacer un recorrido a los inicios de la universidad, sus hitos más destacados, algunas de sus joyas…y lo que a mí me ha llamado más la atención: las revueltas estudiantiles.
Si queréis aprender más sobre Gante, no dudéis en acercaros a este museo. Merece mucho la pena.
Información práctica:
Página web: http://stamgent.be/en/
Precio: 2 euros estudiantes (hasta 26 años), 8 euros el resto. Audioguías: 3 euros.