Laurence Alma-Tadema fue una escritora anacrónica, si no atemporal. Nacida en Bruselas en 1864, vivió en la comuna de Schaerbeek hasta 1870. Su madre murió de viruela en 1869 y su padre, el famoso pintor neerlandés Sir Lawrence Alma-Tadema, enfermó de depresión. Tanto Laurence como su hermana Anna, conocida retratista, fueron criadas por su tía durante seis meses, hasta que su padre decidió trasladarse a Inglaterra.
Su primera novela, Love’s Martyrs, fue publicada en 1886. A partir de ahí su producción literaria solo creció; ella misma editó y publicó muchas de sus obras. Colaboró también en algunos medios, como el pionero The Yellow Book. En Reino Unido Laurence se introdujo en círculos intelectuales socialistas, hecho que marcó toda su obra. Sus poemas, plagados de imágenes irónicas sobre la posición de la mujer acomodada victoriana, están influenciados tanto por la realidad política de Inglaterra como la de EEUU, país que conoció en un viaje durante 1907 y 1908. Sin embargo, el contexto que realmente marcó su ideario -y obra- fue el de Polonia. La autora fue secretaria del “Poland and the Polish Victims Relief Fund” desde 1915 hasta 1939. Admiradora de Ignacy Jan Paderewski, músico y político por la independencia polaca, mantuvieron correspondencia desde 1915 hasta 1840, año en que Laurence murió. Algunas de las cartas están expuestas en la Universidad de Oxford.
La poesía de Laurence Alma-Tadema es esencialmente musical: ella misma cantaba y creó, en Kent, el “Hall of Happy Hours”: un edificio de conciertos para las familias de la zona cuyo aforo superaba el centenar de personas. Por hechos como este no extraña que If no one ever marries me, uno de sus poemas más estudiados -escrito cuando la autora tenía 33 años y publicado en su obra Realms of Unknown Kings- se llevase también a los escenarios: fue incluido en varias obras musicales a principios del XX y la cantante Natalie Merchant viralizó una versión en 2010.
If no one ever marries me,—
And I don’t see why they should,
For nurse says I’m not pretty,
And I’m seldom very good—
If no one ever marries me
I shan’t mind very much;
I shall buy a squirrel in a cage,
And a little rabbit-hutch:
I shall have a cottage near a wood,
And a pony all my own,
And a little lamb quite clean and tame,
That I can take to town:
And when I’m getting really old,—
At twenty-eight or nine—
I shall buy a little orphan-girl
And bring her up as mine.