¡Ah, el amor! Un sentimiento tan bonito como éste no se merece otra cosa que ser paseado por los rincones más especiales y acogedores de la ciudad. Y es que nuestros canales iluminados por la luz de la Luna poco se diferencian de los de Venecia, nuestras torres se recortan contra el cielo como la de Eiffel, por no hablar de esas maravillosas y tranquilas terrazas junto al agua.
Hoy os traigo una pequeña selección de sitios no tan conocidos, que serán el marco perfecto para ese “algo más” que los que somos románticos siempre andamos buscando. Vamos allá:
Canales:
Los canales más transitados, el Graslei y Korenlei, son ya preciosos de por sí. Sin embargo, si somos un poco curiosos podremos descubrir más adelante algunas sendas junto al agua, que son bastante más tranquilas, y mucho más auténticas. Por ejemplo, al lado de la lonja de carne, junto a los restaurantes del Patershol, o por el Lieve hasta Rabot. Solamente necesitaremos el tiempo necesario para pasear y encontrarnos con alguna de ellas.
Claustro del Hof van Rijhove:
Este es un museo de arte moderno que se encuentra en pleno centro de la ciudad. De hecho, probablemente lo hayáis visto mientras os sorprendíais por el callejón de los grafitis de Gante. Y es que este edificio posee un claustro y un pequeño jardín con estanques y peces Koi, además de obras de arte, que son perfectos para respirar la mezcla de atmósferas gantesas en buena compañía.
Prinsehof:
Antes os había dejado paseando hasta el Rabot. Bien, pues en la orilla izquierda del Lieve se encuentra uno de los barrios, a mi gusto, más tranquilos del centro de Gante, lleno de casas gremiales, pequeñas plazas y callejuelas…Caminar por esta zona es como estar en la esencia misma de Gante, y además nos podremos deleitar con algunos de los rincones más fotogénicos de toda la ciudad.
Este barrio no es solo para pasear de la mano con alguien especial, y es que también aquí podemos encontrar los restos del antiguo palacio en el que nació Carlos I, así como la segunda estatua de él que se conserva en toda la ciudad -la primera se encuentra justamente en la esquina del ayuntamiento-. Enredaderas, casas pintadas de colores, algunas construcciones de inicios del siglo XX que huelen a melancolía…El Prinsehof me ha dejado encantado.
Abadía de San Pedro:
Por supuesto, si a ese alguien especial la interesan el arte y la arquitectura, un vistazo al interior de la abadía es más que recomendable, pero si estamos hablando de una conversación tranquila, no puedo dejar de recomendaros el jardín trasero (o delantero, según se mire) de la abadía, de acceso gratuito desde la plaza donde se encuentra el museo de Historia Natural para niños. Aquí podremos encontrarnos una vista espectacular del canal, así como la tranquilidad que andábamos buscando.
Terrazas:
¿Hay algo más bello que una pareja de enamorados mirando las estrellas desde los tejados, como gatos callejeros? La verdad es que para eso Gante es una ciudad perfecta, pero hay que saber encontrar dónde subir: por supuesto, la torre del campanario es una opción, pero yo recomiendo otras dos, por un lado, la biblioteca De Krook ofrece una perspectiva espectacular del centro histórico de la ciudad; por otro, desde el campus Kantenbierg de HOGent o la azotea de los halls of residence de la UGent en Stalhof, ambos tienen unas vistas espectaculares.
Un beso a todos, nos leemos aquí abajo.