Por muchas veces que pasemos por el Grote Markt de Lovaina, nunca pararemos de admirar la belleza de los dos majestuosos edificios que custodian esta céntrica plaza de la ciudad. Uno, el Antiguo Ayuntamiento de Lovaina, el otro, la Iglesia de San Pedro.
En este post quiero hablar un poco más de, probablemente, la Iglesia más conocida de Lovaina. Y es que su fachada siempre impone, pero también es necesario descubrir el interior de este histórico emblema de la arquitectura gótica en Flandes. Y es que en el siglo XV, Lovaina era una de las más prósperas ciudades de la región debido al prestigio que le otorgó el hecho de ser sede de la primera universidad en la región de los países bajos. Y es bien sabido que toda próspera ciudad requería de una iglesia y catedral a la altura, nunca mejor dicho en este caso.
La construcción de la Iglesia de San Pedro comenzó a finales del siglo XIV, sobre el lugar en el que se encontraba una antigua iglesia de estilo romanesco del siglo XI. El proyecto fue ambicioso: la construcción de esta iglesia requirió más de 100 años y varios arquitectos tuvieron que dirigir su construcción. Pero todos estos arquitectos decidieron respetar el diseño original de la iglesia prácticamente en su totalidad y muestra de ello es el resultado armonioso que ahora nos encontramos al visitar este lugar.
En 1500, cuando la iglesia estaba prácticamente finalizada, solo quedaba que el arquitecto Joost Metsys se encargara de la construcción de las torres de la puerta oeste. Pero durante la construcción, esas tres torres colapsaron, pues no se tuvo en cuenta la inestabilidad del terreno. La maqueta original de estas torres puede encontrarse en el interior de la iglesia.
La iglesia ha sobrevivido hasta la actualidad, a pesar de los importantes daños que sufrió durante la Revolución Francesa (curioso dato que completamente desconocía), la Primera y la Segunda Guerras Mundiales. De hecho la reconstrucción y restauración de las fachadas se prolongó hasta 2011.
En el interior de esta iglesia nos sentiremos abrumados por la majestuosidad e impactante altura, cualidades tan características del estilo gótico. A continuación quiero destacar ciertas joyas que esta iglesia alberga en su interior y que se encuentran disponibles para visitar en estos momentos. Muy curioso es diferenciar las estatuas del coro, pues las originales fueron destruidas durante la Revolución Francesa y fueron reemplazadas por estatuas de diferentes periodos de otros lugares que fueron también en mayor o menor medida afectados por tal acontecimiento.
Es también imponente el crucifijo con la Virgen María y San Juan, obra de Jan Borman el Viejo. Como algunos recordaréis de un previo post, los Borman fueron una de las más importantes familias de escultores en Europa y tienen sus raíces en Lovaina (todavía podéis disfrutar de la exposición en el M Museum). Por último, quiero destacar la pintura obra de Pierre Joseph Verhaghen del siglo XVIII en la que San Agustín y Santo Tomás son protagonistas. También en una de las capillas podemos encontrar unas vidrieras de 1638, obra de Jan De Caumont, en el que se narra de forma visual una de escenas de la vida de Carlos Borromeo. También recomiendo ver la fuente bautismal y el candelabro de 1490, obra de Quinten Massys, que se encuentra en otra de las capillas laterales, cercana a la puerta principal.
Ya conocéis un poco más de la historia de la Iglesia de San Pedro y espero haber dado motivos suficientes para animaros a visitar su interior.
Soy Víctor Labián Carro y a partir de mediados de septiembre estaré 10 meses viviendo en Lovaina y estudiando en KU Leuven. Estoy seguro de que será una experiencia única en la vida, de esas en las que te gustaría recoger tus vivencias en un librito de viajes, en el que el que colocas con mimo esas fotos de lugares, comidas, amigos… Pero ¿por qué no aportar a ese libro un valor adicional y que no sea únicamente una fuente de nostalgia que intensifique nuestros recuerdos? ¿Y si es de utilidad compartir esas experiencias con futuros estudiantes Erasmus de Lovaina? Pues sí, lo es y mucho, porque he de reconocer que todos los consejos, opiniones y vivencias de estudiantes en Lovaina me han ayudado en gran medida a planificar este viaje, o, al menos, esas cosas que puedes tratar de planificar en una aventura tan mágica por desconocida e impredecible. Ya no utilizamos plumas ni pegamos fotos con pegamento, pero sí que subimos a internet fotos y videos y escribimos en blogs. Es ahí donde aparece la iniciativa de ser Corresponsal Erasmus en Flandes, donde encuentro la forma de compartir ese libro aún por escribir o, mejor dicho, de aportar algo de valor a ese libro que entre todos estamos escribiendo.