Ayer descubrí un museo que hoy puedo considerar uno de mis favoritos. Fue una visita muy especial, diferente, un estímulo mental y sensorial. Se trata del Museo Magritte de Bruselas. Se encuentra en la calle Rue de la Régence 3, 1000. Este museo ha cumplido 10 años y es la colección más extensa de obras del pintor surrealista belga René Magritte. Más de 230 obras en una exposición en constante cambio, pues cede obras temporalmente a colecciones internacionales, a la par que acoge obras de colecciones privadas.
René Magritte es uno de los mayores exponentes del Surrealismo en Europa. Nació en 1898 y 14 años después un trágico suceso marcó su infancia: su madre se suicidó por ahogamiento. Tan solo un año después conoció a Georgette, una joven que años después sería su mujer. Comenzó a estudiar en la Academia de Bellas Artes de Bruselas y posteriormente se ganó la vida como diseñador gráfico de posters y anuncios publicitarios. Fue en 1926 cuando se formó un nuevo grupo surrealista en Bélgica, entre cuyo núcleo se encontraban Mesens, Nougé y el propio Magritte.
En 1936 tuvo lugar su primera exposición exclusiva en Nueva York. La Segunda Guerra Mundial hizo que René viviera una corta etapa en Francia y que tuviera un breve periodo de estilo de influencia impresionista. Este periodo duró 5 años, hasta 1948, y en él son importantes las obras con la temática de Scherezade. En 1948 comenzó su provocativo periodo conocido como el período vache. Una serie de pinturas intencionadamente más agresivas, vulgares y satíricas que fueron presentadas en la Faubourg Gallery de París.
Magritte siguió desarrollando su obra surrealista, viajando por todo el mundo con motivo de diversas exposiciones. Al final de sus días comenzó a explorar proyectos de esculturas, hasta su fallecimiento en 1967. Para Magritte el Surrealismo no era únicamente onírico sino que pretendía explorar todo lo que está oculto en la realidad que experimentamos cada día. Increíblemente ingenioso, a veces incluso cómico, con una obra en la que rápidamente reconoceremos sus diferentes símbolos. Hará que miremos de forma diferente a lo cotidiano, que busquemos una explicación a sus obras y a todo lo que en ellas se encuentra oculto, sin que la encontremos, porque la realidad no tiene porqué ser racional.
La colección se encuentra distribuida en el museo en tres plantas, en orden cronológico. La visita empieza en la tercera planta, en el periodo que va desde 1898 hasta 1929. Continúa en la segunda (1930-50) y primera planta (1951-67). Por supuesto, hay una tienda en el museo en la que podéis encontrar algún bonito recuerdo de esta visita única.
En mi humilde opinión, este museo debería ser visita obligatoria en Bruselas. Es diferente, inspirador, sutilmente provocativo, admirable.
Soy Víctor Labián Carro y a partir de mediados de septiembre estaré 10 meses viviendo en Lovaina y estudiando en KU Leuven. Estoy seguro de que será una experiencia única en la vida, de esas en las que te gustaría recoger tus vivencias en un librito de viajes, en el que el que colocas con mimo esas fotos de lugares, comidas, amigos… Pero ¿por qué no aportar a ese libro un valor adicional y que no sea únicamente una fuente de nostalgia que intensifique nuestros recuerdos? ¿Y si es de utilidad compartir esas experiencias con futuros estudiantes Erasmus de Lovaina? Pues sí, lo es y mucho, porque he de reconocer que todos los consejos, opiniones y vivencias de estudiantes en Lovaina me han ayudado en gran medida a planificar este viaje, o, al menos, esas cosas que puedes tratar de planificar en una aventura tan mágica por desconocida e impredecible. Ya no utilizamos plumas ni pegamos fotos con pegamento, pero sí que subimos a internet fotos y videos y escribimos en blogs. Es ahí donde aparece la iniciativa de ser Corresponsal Erasmus en Flandes, donde encuentro la forma de compartir ese libro aún por escribir o, mejor dicho, de aportar algo de valor a ese libro que entre todos estamos escribiendo.
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