¡Buenos días, brujos! Hoy os traigo la que tristemente es mi última review de un bar o cervecería de Brujas… ¡Pero no por ello es menos especial!
Sorpresas nada más abrir la puerta
La verdad es que este sitio lo descubrimos al final de nuestro Erasmus, ya que casi todos solo estábamos un cuatrimestre, y no pudimos frecuentarlo mucho. Eso sí, el recuerdo nos lo llevamos porque el sitio, como veréis, es cuanto menos, pintoresco.
Se ubica en la calle que conecta el beguinario con Mariastraaat, es decir, una ubicación perfecta como sitio turístico y, por desgracia, esto hace que los precios estén inflados. Y digo por desgracia porque este sitio es en sí, por el bar una delicia llena de historias y detalles.
En su carta, que no es muy extensa, destacan las catas de cervezas en las que podemos degustar 10 cervezas. Lo cierto es que no sé si era por la época en la que fuimos, pero la mayoría de cervezas de la carta eran de Navidad (sí, por si no lo había comentado en Bélgica hay cervezas de épocas especiales como Navidad).
Pero vamos al meollo del asunto, el local. Con solo abrir la puerta vimos que no era una decoración típica que viésemos en el resto de bares de Brujas. Todas las paredes están llenas de posavasos pegadas a las paredes y techo con grapas, todos firmados, con dedicatorias y mensajes. Pero también sujetadores que, al igual que los posavasos, están escritos y tienen dedicatorias.
Lo cierto es que no sé cómo se colocaban los sujetadores, pero los posavasos sí (además son gratis, están en las mesas), acércate a la barra y pide la grapadora. OJO, QUE ES UNA GRAPADORA DE MADERA, PÍDELA ANTES DE BEBERTE LA CERVEZA QUE PUEDE HACER PUPA DE VERDAD.
Bueno, recomendaciones de seguridad aparte, podemos pasar el rato viendo las dedicatorias y dibujos de otros posavasos, quizás para inspirarnos. Hay de todo, algunas son muy bonitas como gente que se promete en Brujas, o viajes con amigos, lunas de miel… Otros, bueno, son la cuenta de las cervezas que llevan.
Obviamente nosotros también dejamos nuestra huella en Brujas… Y yo mi publicidad, jeje. Así que si os pasáis por el Bieratelier y vais a la sala interior podéis buscar la pista de éste, vuestro corresponsal Erasmus favorito.
Y, por último, qué cervezas os recomiendo del local. Ya he comentado que la mayoría de cervezas que vimos eran de Navidad pero también tenían la Gulden Draak (aunque a un precio bastante caro comparado con otros bares) y, como casi cualquier cervecería belga que se precie, su propia cerveza. Su cerveza no la recomendaría ya que no es una cerveza especialmente diferente, aunque sí bastante cara para su calidad, todo esto según mi opinión, obviamente.
Y eso es todo por hoy, en definitiva, mi experiencia en este bar me dice que es una parada obligatoria por lo curioso del local, pero es un bar de una sola visita debido a sus precios dedicados a los turistas.