El emprendimiento se define como el hecho de acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro. Pero, en realidad, emprendimiento es mucho más. Es saltar de un universo a otro, es cerrar los ojos para ver, es un espasmo y una bombilla rota, es arte medido con matraz. Y de eso, en tierras flamencas, algo saben.
Algo saben, y es fácil comprobarlo. Desde el propio gobierno miran con buenos ojos a aquellos que desean poner un negocio en marcha, las ideas innovadoras están altamente valoradas gracias a iniciativas que tratan de potenciarlas. A su vez, otras instituciones como la Universidad de Gante también aportan su granito de arena con competiciones como Expedition DO! en la que solo pueden participar startups.
Fue, de hecho, a raíz de esta última competición que tuve el placer de conocer a los creadores de la recientemente fundada Bright Energy. Con un objetivo claro y una idea de negocio atractiva, estos tres emprendedores ganteses tienen todas las papeletas para llegar tan lejos como se lo propongan. Por el momento, han puesto en marcha un negocio de baterías portátiles y modulares para suministrar energía tanto a construcciones como a eventos. A pesar de que esta actividad parezca ofrecer un producto, en realidad ofrece un servicio. Las baterías, que son propiedad de Bright Energy, no se venden. Más bien, son usadas para crear un plan personalizado con el que se garantiza que el cliente se olvide de cualquier preocupación energética. Además, de esta forma, se suple la función de los extremadamente contaminantes generadores Diesel.
Este no es más que un ejemplo de las muchas ideas que andan correteando por las mentes de los más alocados. Estas ideas maquillan pasado y crean futuro. Son importantes, atrevidas y tratan de mejorar muchos ámbitos de nuestro día a día. Tienen valor.
Tal vez nosotros deberíamos empezar a tener el valor de escucharlas. Tal vez, así, muchos tendrían el valor de liberarlas.
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Os invito a este extraño lugar. Aunque las visitas no son frecuentes, haremos de esta ocasión la excepción que confirma la regla. Bienvenidos a mi cabeza.
Seguidme, os llevaré a un sitio muy especial. Normalmente, tras esta puerta pintada de colores, uno puede toparse con espaguetis flotantes, junglas de pingüinos o ciudades invisibles… A decir verdad, la mayoría de las veces, ni siquiera yo mismo estoy seguro de lo que me espera al girar el pomo. De todas formas, hoy podéis estar tranquilos. Hoy sí sé lo que hay al otro lado:
Al otro lado está Gante. Y sus calles adoquinadas, clones en bici, música abstracta, dinosaurios, idiomas alienígenas, hechizos y, dentro de esta normalidad, infinidad de locuras.
Lo más seguro es que si os dejase sueltos por este lugar, acabaríais majaras. Como no queremos eso, os lo voy a enseñar poco a poco, durante cinco meses.