Son cosas que pasan… Piensas pasar el día «turisteando» por una ciudad, pero un pequeño error hace que tu plan descarrile y acabes en otra ciudad completamente distinta. Esto, lejos de arruinarlo todo, lo hace mucho mejor.
Como buen estudiante Erasmus en Bélgica, uno no puede dejar de visitar sus preciosas ciudades. Además, la red de trenes no lo puede poner más fácil. Es, sin duda, uno de los puntos fuertes del país. Con ánimo de aprovechar esto, aquella mañana tenía pensado visitar Amberes por primera vez. Haciendo uso de la aplicación móvil National, planeé coger el tren de las 9:28, que me llevaría a mi destino en 55 minutos.
Iba algo justo de tiempo y el siguiente tren salía dentro de una hora, así que tuve que correr. Pero las prisas son malas consejeras y me la jugaron. Con algo de dudas, me monté en el tren de la vía 8. Justo al montarme, las puertas cerraron y el trayecto comenzó. Entonces, miré por la ventanilla y me di cuenta de que el tren correcto era el de la vía 7, la de enfrente. ¿Hacia dónde me estaba dirigiendo? Solo esperaba que no fuera un destino muy lejano.
¿Por qué ocurrió esto?
Principalmente, por un despiste tonto.
Pero también es bueno saber que, en Bélgica, no piden el billete del tren antes de montar (lo que hubiera solventado la situación en un momento), sino que te lo piden una vez el viaje ha comenzado.
También, si tienes el «Go Pass 10» dispones de 10 viajes que tú mismo has de escribir a mano en el billete, lo que implica que la vía a la que has de acudir no está indicada automáticamente sino que has de buscarla en el tablón general.
Mi inesperado destino
Pensé que, con algo de suerte, el tren haría alguna parada antes de llegar a su destino y podría retomar mi plan inicial de ir a Amberes. Una rápida ojeada a National me desveló que eso no iba a ser así. Me esperaban 59 minutos de trayecto hasta… ¡Ostende! Ya que no había nada que hacer, me lo tomé con filosofía y me centré en disfrutar de mi inesperada visita a la costa belga.
Descubrí que Ostende tiene un poco de todo. Tiendas, playa, obras de arte y un esplendor natural hicieron de mi pequeña escapada todo un éxito. Si tú también estás pensando en visitar la costa de Bélgica, aquí te dejo un link que te puede interesar.
En fin, esta es la magia de Bélgica. Vayas donde vayas, encontrarás sitios con encanto. Si hay un consejo que te puedo dar es que explores todos sus rincones.
Y oye, equivócate de tren cuando quieras, que jamás será un problema.
OS ESPERO EN EL PRÓXIMO POST: Iniciativa del S.M.A.K. | Drawing in Lockdown
Os invito a este extraño lugar. Aunque las visitas no son frecuentes, haremos de esta ocasión la excepción que confirma la regla. Bienvenidos a mi cabeza.
Seguidme, os llevaré a un sitio muy especial. Normalmente, tras esta puerta pintada de colores, uno puede toparse con espaguetis flotantes, junglas de pingüinos o ciudades invisibles… A decir verdad, la mayoría de las veces, ni siquiera yo mismo estoy seguro de lo que me espera al girar el pomo. De todas formas, hoy podéis estar tranquilos. Hoy sí sé lo que hay al otro lado:
Al otro lado está Gante. Y sus calles adoquinadas, clones en bici, música abstracta, dinosaurios, idiomas alienígenas, hechizos y, dentro de esta normalidad, infinidad de locuras.
Lo más seguro es que si os dejase sueltos por este lugar, acabaríais majaras. Como no queremos eso, os lo voy a enseñar poco a poco, durante cinco meses.