Entender el turismo como una mercancía induce a intervenir las relaciones sociales y conductuales de los turistas según técnicas de marketing sofisticadas, como el consumo de experiencias. La mercadotecnia experencial es una tendencia fundamentada en la capacidad del cliente de escoger un producto o un servicio por la vivencia que le ofrece durante su consumo. En el centro de Bruselas pueden encontrarse dos espacios donde consumir este tipo de experiencias. Hablamos del museo de la cerveza y el museo de chocolate de Bruselas, ambos centro del centro de la ciudad.
En primer lugar, el museo de la cerveza de Bruselas es un sótano donde se puede tantear de manera ligera la historia y relación de Bélgica con la cerveza (¡Aunque no hay ni una alusión a Cara Pils!) pero que tiene como atractivo principal la degustación de una cerveza de 25cl oscura o rubia. Por otro lado, el museo del chocolate en Bruselas cuenta con una descripción muy rigurosa pero lúdica de la historia del chocolate (haciendo referencia a la época colonial y al papel de España en la exportación del cacao a Europa) así como cuenta con una muestra en directo de la elaboración de praliné, que podremos degustar. Sin duda, lo mejor del museo es una barra libre de diferentes chocolates distribuida por todo el espacio expositivo.
Creo que en una cultura “Fast food” a la que nos ha avocado la globalización, el consumo rápido de experiencias alcanza su punto álgido mediante la ingesta de productos relacionados con el ocio y los excesos: Cerveza, chocolate, azúcares en general, o incluso relaciones humanas. Es lo que llamamos la “mercadotecnia experiencial de sensaciones”, fundamentada en brindar placer y satisfacción a través de los sentidos. Fácil.
Por otro lado, según Walter Benjamin, tener una experiencia es diferente a tener una vivencia. Una experiencia te expone al peligro, a lo que no conocemos, a ser transformados. Contrariamente, una vivencia es una experiencia endurecida, alejada: situada como una foto en un sitio determinado, sólo para mirar.
Las entradas a los museos cuestan unos 5€/museo, pero la experiencia no tiene precio.