Gante tiene historia, y no poca que digamos. Ha visto guerras, revueltas y tratados de paz como, por ejemplo, el firmado un 24 de diciembre de 1814. Este acuerdo restauró la relación entre dos países que durante dos años habían estado luchando por tierra y mar.
Los dos países de los que hablo son Estados Unidos y el Reino Unido (junto a sus colonias canadienses). El tratado de Gante consiguió acabar con la guerra anglo-estadounidense, también llamada guerra anglo-americana o guerra de 1812. Este conflicto comenzó el 18 de junio de 1812 de la mano de Estados Unidos, con intención de invadir las colonias canadienses del Imperio Británico.
En el desarrollo de la guerra, los británicos consiguieron tomar Washington D.C. e hicieron arder edificios públicos como La Casa Blanca y el Tesoro. Los estadounidenses consiguieron, por su parte, derrotar a las fuerzas británicas compuestas por indígenas del sureste y noroeste. Mientras tanto, España se mantuvo en una posición neutral, hasta que en 1814 se decantó por apoyar a los británicos. Este hecho llevó a la Batalla de Pensacola, ciudad que acabó siendo invadida por los americanos.
El 24 de diciembre de 1814 llegó el final del conflicto gracias al Tratado de Gante, el cual acordaba restaurar todas las tierras invadidas y declarar el «statu quo ante bellum«, es decir, volver a la misma situación que antes de comenzar la guerra.
La mayor curiosidad sobre este tratado reside en la Batalla de Nueva Orleans. Precisamente porque dicha batalla ocurrió una vez firmado el tratado. Esta confusión se debió a la falta de medios de comunicación de la época. La información se movió con extrema poca velocidad y la noticia de que la paz había sido pactada tardó semanas en viajar desde Gante hasta América.
Siempre es bueno saber que Gante, aparte de ser una ciudad de «buen ver», también fue de «buen hacer».
OS ESPERO EN EL PRÓXIMO POST: Ven a conocer las más de 10.000 especies de plantas de este mágico lugar
Os invito a este extraño lugar. Aunque las visitas no son frecuentes, haremos de esta ocasión la excepción que confirma la regla. Bienvenidos a mi cabeza.
Seguidme, os llevaré a un sitio muy especial. Normalmente, tras esta puerta pintada de colores, uno puede toparse con espaguetis flotantes, junglas de pingüinos o ciudades invisibles… A decir verdad, la mayoría de las veces, ni siquiera yo mismo estoy seguro de lo que me espera al girar el pomo. De todas formas, hoy podéis estar tranquilos. Hoy sí sé lo que hay al otro lado:
Al otro lado está Gante. Y sus calles adoquinadas, clones en bici, música abstracta, dinosaurios, idiomas alienígenas, hechizos y, dentro de esta normalidad, infinidad de locuras.
Lo más seguro es que si os dejase sueltos por este lugar, acabaríais majaras. Como no queremos eso, os lo voy a enseñar poco a poco, durante cinco meses.