¡Hâllo Erasmus!
Este es mi penúltimo post y lo quiero dedicar a una cuestión que me parece muy adecuada: la cultura europea, y en concreto, lo que he aprendido en el Parlamentarium.
En julio Pablo visitó la Casa de la historia europea en Bruselas, en el post Un poco de cultura europea. Hoy yo os propongo una segunda parte sobre este tema desde mi experiencia en el Parlamentarium pero también desde el punto de vista de una estudiante que no estudia ciencias políticas sino Humanidades, y sobre todo des del punto de vista de la experiencia erasmus.
El Parlamentarium: hilando el pasado europeo
Mi intención el pasado sábado era visitar el interior del Parlamento Europeo. Cuando entré en el Centro de Visitantes, un chico muy amable me explicó en inglés que los fines de semana estaba cerrado -algo que entonces me pareció obvio :)- pero que sí podía pasarme por el Parlamentarium, el museo sobre la historia del Parlamento. Después de su visita, me quedó muy claro que mis conocimientos de la historia de Europa y del funcionamiento de las instituciones europeas eran muy básicos; mi consejo es pues que antes de visitar el Parlamento os paséis por este museo que, además de ser gratuito, os ofrece el contexto y las llaves para saber dónde estamos y qué es esto del proyecto europeo.
La visita tiene dos grandes partes: el bloque «histórico», en el que se explica cuáles son los orígenes de la unión europea y cómo se ha conformado al largo del tiempo y el bloque «institucional«, en el que se explica cómo funciona el Parlamento Europeo y cuáles son sus miembros hoy en día. La visita se lleva a cabo con un teléfono móvil que nos sirve de guía: a lo largo de las salas hay unos plafones en los que podemos activarlo y así se reproducen cada una de las explicaciones. La museización es muy buena a nivel pedagógico: nos permite a cada uno de nosotros comprender los puntos básicos de la historia de la Unión Europea y con los distintos elementos interactivos, el funcionamiento no tan sencillo de sus instituciones.
En mi opinión la gran virtud del museo es que cada visitante puede hacer su visita a medida. Por ejemplo, cuando visitamos el pasillo en el que se concentra el bloque histórico, en el centro encontramos una historia general de la unión europea desde el fin de la primera guerra mundial y la declaración de Robert Schuman, el tratado de París, el de Maastrich, pasando por las distintas adhesiones y sus complicaciones y por el acuerdo de Schengen.. etc. En la izquierda, al lado de esta historia más «general», hay un muro con fotografías por países que ilustran algunos de los episodios más importantes des del pasado siglo. Con nuestro teléfono podemos desbloquear aquellas que nos interesen más, y en la pantalla se nos explicará qué peso tuvo ese momento en el hilado europeo.
Así, nuestra visita puede ser un acercamiento a la historia común y también una oportunidad para conocer los casos concretos de los miembros de la Unión. Si a ello le unimos la segunda parte «institucional» de la visita, este museo resulta ideal para cualquier perfil de visitante.
Pese a que todos conocemos la historia europea del siglo XX, en mayor o menor medida, a veces lo que nos hace falta es un poco de perspectiva para darnos cuenta de la historia que estamos viviendo nosotros. Cuando salí del Parlamentarium me vi a mi misma, una chica erasmus lejos de su hogar natal, reflejada en los cristales de la que es la capital de Europa. Me vino a la cabeza una de las frases de la exposición «La Unión Europea ha garantizado el período de paz más duradero dentro de sus confines y entre sus miembros». «Paz» es un término muy amplio, que para mí quizás significa bienestar y gozar de ciertos derechos pero que para mis abuelos, que vivieron en los inicios del siglo XX, significaba no pasar hambre a raíz de una guerra mundial y una civil. Ahora, en un momento de todo tipo de crisis, es un hecho que el proyecto europeo está bajo tela de juicio; como ciudadanos de esta comunidad podemos tomar partida en este debate. ¿Queremos Europa? ¿Tiene sentido la Unión Europea? ¿Es coherente con los valores que predica?
Sin embargo antes de enzarzarnos en discusiones, argumentos y debates creo que nos tenemos que formular otras preguntas. ¿Conocemos nuestra historia? ¿Somos conscientes de qué es la Unión Europea? ¿Sabemos de lo que hablamos?
El Parlamentarium no puede responder todas esas preguntas, pero nos invita sin lugar a dudas a reflexionar sobre ellas.
¡Un abrazo!