Un erasmus distinto que termina, que se va, rodeado por una pandemia mundial y mucha, mucha inseguridad. Sin embargo no ha sido todo para mal. Esta situación nos ha dado fuerza, hizo que los erasmus nos buscásemos para apoyarnos entre nosotros, para vivir de otra manera, para no perder la esperanza en esta aventura. Todas nos hemos quedado con un sabor de boca de que esto no ha terminado, nos falta un poco más y por tanto, como es un eramus inconcluso es un erasmus infinito.
Me voy de Amberes, como llegué, sobrecogido por la ciudad de las letras, de madrugada caminando a la estación solo se escuchaban las ruedas de mi maleta por el empedrado, y al pasar por el MAS llegaron a mi mil historias vividas, han pasado tantas cosas que pareciera que llevo viviendo aquí años. Después de un erasmus todos necesitamos tiempo para pensar y asimilar, pero después de este verano sería necesario un año entero para reflexionar sobre esta aventura. Más de 1000 kilómetros recorridos en bicicleta marcan un mapa de cicatrices por todo Flandes, para que el día de mañana al volver pueda recordar este verano del 2020.