Queridos lectores, tengo un importante mensaje que transmitiros💌. No un mensaje cualquiera de esos que lees y dejas para cuando te ilumine la inspiración, no no, uno de los que llegan y no puedes ignorar, como la respuesta de esa persona especial o el mensaje de tu banco diciendo que has recibido tu paga extra.
En la calle Emile Braunplein 11 de Gante, Bélgica, Europa y el mundo, se ha germinado una nueva religión, de esas en las que la fe y la emoción se pueden ver, tocar, pero sobre todo, oler y saborear😍. Sabéis por dónde voy eh… aquí hay alimento divino involucrado de por medio, y nunca mejor atribuida la divinidad.
He sido iluminada y bendecida por el sabor de… ❤️🤩¡EL GOFRE de CAFFÈ ROSARIO!🤩❤️
Supongo que tras la revelación, comprenderéis mi emoción, y es que lo encontré sin premeditación, como la melodía de una canción o el gusto de un bombón. Como veis, es probar bocado y te sale un pareado, ¿creeis que debería ser poetisa de manjares?
Dejando la vena de Maurice Maeterlinck a un lado, decir que la rima no engaña, y encontré Caffè Rosario de pura casualidad deambulando por el centro de la ciudad, cuando me sentí atraída por su olor y color, que como veis, esta entrañable cafetería pasa de todo menos desapercibida.
Siendo persona dudosa, me pusieron bastante difícil que degustar, debido a la variedad de su carta y la cantidad de sabores, dulces y salados, de los que son creadores, como por ejemplo sus maravillosas focaccias🍅, increíbles cafés y chocolates☕️ de lo más calentitos, sus deliciosos desayunos🥪, cremosas tortillas🍳, esponjosos cruasanes🥐 y cómo no, auténticos gofres belgas🤤, de esos que muerdes y sientes el crujir de toda la historia de un país.
Como ya os he revelado, me decanté por el espíritu belga culinario, y me sirvieron un inefable gofre de lo más natal, recién hecho, calentito, espolvoreado y nevado por el azúcar glasé, y con 👅UNA TEXTURA👅 totalmente desconocida a mis sentidos, que me hizo viajar al tiempo en el que este alimento comenzaba a adueñarse de este extraordinario lugar.
Pero, un momento, era una mañana fría y lluviosa☔️❄️ ¿podéis intuir que otra cosa pedí para sentirme como una auténtica chica cosmopolita de ciudad invernal?💅🏼
Exacto queridos lectores, un café, y sí, un CAFFE LATTE☕️, servido en perfecta armonía junto a su bellísima torre de espuma que a todos nos deja un buen mostacho, pareciéndonos al mismísimo Papá Noél, una galletita y un bomboncito belga, casi tan rico como Caffè Rosario.
Lectores, espero que cuando vengáis a visitarnos, no dudéis en acudir a mi nuevo santuario, en el que quizá me encontréis rezando unos cuantos rosarios mientras engullo un exquisito wafel, pero esta vez, bautizado con una buena ración de chocolate bendito🍫🙏🏼.
La fe es cosa nuestra, pero el amor❤️, lo pone todo Caffè Rosario.
¿Te atreves a ser seducido por el “espíritu Rosario”?😎
¡Felicísimo martes!
Un abrazo,
Rosa Bleda💛
¡Hola a todos! Mi nombre es Rosa Bleda y soy estudiante de Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid, aunque realmente no soy madrileña sino manchega, de un pequeño pueblo llamado Hellín. Entre mis cosas favoritas en el mundo están el arte (pertenezco a un grupo de investigación en la UCM), el cine, la música, el gusto por la comida y sobre todo leer, me encanta que me cuenten historias, sin embargo no niego que algún día quisiera contarlas yo.
Mi sueño es ser comunicadora y trabajar en televisión, pero eso no significa que no aspire a más cosas en la vida, ya que el poder dirigir una película, escribir en un periódico o comisionar una exposición artística me resulta bastante tentador. También la idea de doblar algún personaje en un futuro o interpretar una obra de teatro, como La Casa de Bernarda Alba o La dama del alba, y eso que no me llamo Alba.
El motivo por el que elegí Bélgica como país de destino Erasmus, es que siempre me he sentido muy atraída por dicho país y su cultura, uno de mis pintores y comidas favoritas son procedentes de ese mágico lugar, cómo no Magritte y los gofres, combinación majestuosa donde las haya. Pero ojo, que no me olvido de las famosísimas y más que aclamadas patatas fritas, otro de mis favoritos en mi menú personal, aunque también quiero lanzarme a probar todo tipo de plato típico ya que mi sueño frustrado siempre será el ser crítica gastronómica (Ratatouille tiene gran culpa de ello).
Dicho esto, toca desvelar cuál es la ciudad a la que me dirijo a partir de Septiembre de 2020, y que me acogerá hasta que llegue la Navidad y toque volver a casa como el turrón. Mi destino Erasmus es Gante, esa pequeña ciudad portuaria que en tiempos de juglares era la reina de Europa. Seré sincera, tengo muchísimas expectativas en ella, y no es para menos la verdad.