Las películas Disney nos han regalado momentazos. Hemos crecido junto a Simba, descubierto maravillas con Alicia, y pensado en tres deseos para Genio; éramos personajes animados cada vez que salíamos del cine después de los créditos finales, y todavía lo somos. Y es que incluso ahora, Hakuna Matata, busca lo más vital o sigue nadando son cosas que recordamos cada día, incluso si no nos damos cuenta.
De hecho, hay ciertas escenas o situaciones de estas películas que simplemente aparecen en nuestra mente en ciertos momentos de nuestra vida, como si estuviesen esperando a salir y recordarte que sigues siendo un dibujo animado. Pasa sobre todo con los sitios en los que notas magia, en los que tu mente se siente lo suficientemente relajada como para soñar despierta mientras caminas. Y eso pasa con Bruselas. Simplemente sientes la magia porque cada rincón puede recordarte a una película Disney.
Más concretamente, fue Tarzán lo primero que me vino a la mente al entrar en el Jardin Botanique de Bruselas: «Soy Jane y su padre, ahora mismo soy Jane y su padre». En pleno centro de una ciudad que vibra con rascacielos y grandes avenidas, se encuentra nuestra selva particular. Como el lápiz que permanece después de haber borrado las líneas guía, los altos árboles, los pequeños lagos y los senderos infinitos parecen ser los retazos de la naturaleza que había al principio de los tiempos.
Es imposible no sentirse un poco exploradora en tierra desconocida cuando atraviesas los arcos de enredaderas, como si fueran las lianas que esconden nuestro próximo campamento (y escenario musical).
¿Alguien ha dicho escenario musical? ¡Porque eso no hace falta imaginarlo! Efectivamente, sí es posible: esta selva céntrica de Bruselas también es el escenario soñado de los amigos de Tarzán.
Se trata de Le Botanique, un centro cultural muy grande que se encuentra dentro del Jardin Botanique, en una gran explanada con jardines cuidados y estatuas que parecen introducirte al imponente centro como si fuéramos los reyes de Genovia. Y es que lo que nos podemos encontrar en su interior no desmerece a ningún tesoro real.
Tomando las medidas sanitarias pertinentes, este centro ofrece muchos tipos de arte: desde exhibiciones de pintura que duran varios días, hasta conciertos online y en directo. Para poder disfrutar de todos ellos, nos podemos encontrar diferentes precios, aunque en muchos de ellos hay grandes reducciones por ser estudiante, profesor, tener menos de veintiséis años… ¡incluso hay muchísimas entradas que son gratis!
Si queréis mirar un poquito más su (muy variado) programa, podéis clickar aquí, y os redirigirá directamente a la página oficial con el programa de Le Botanique.
Y es que si Jane hubiese sabido que este gran jardín tenía tantas ventajas, muy probablemente hubiera preferido venir a investigar a Bruselas, y conocer a Tarzán en algún concierto de Charlène Darling.
¡Muy buen día, exploradores!
Me llamo Marina Carrasco Valero, estudio Periodismo y Comunicación Audiovisual, y este primer cuatrimestre voy a ser vuestra corresponsal Erasmus en Bruselas. Durante los próximos cinco meses, voy a ser la pequeña puerta que os lleve a tocar, paladear, ver (aunque con un poco de miopía), oler y oír Bruselas. Juntos vamos a descubrir sus secretos, exhibiciones, conciertos, festivales…