¡Hola! ¿Como estáis? Espero que muy bien.
Ayer fui a pasear por el centro de Amberes para ver todas las preciosas luces con las cuales han decorado la ciudad. Nunca me canso de ver luces de Navidad, lo siento, es mi obsesión. Además han puesto altavoces en diferentes lugares donde se escuchan villancicos y déjame que te diga, que pasear por el Grote Markt o la Groenplaats al ritmo de ‘Jingle Bells’ o ‘All I want for Christmas is you’, es una fantasía.
Pero, ¿sabéis qué le falta a esta ecuación? Una bebida caliente. Puedes pensar en un café, un té o un chocolate caliente. Pero hoy te vengo a recomendar una que yo no conocía y al principio que pareció un tanto extraña. La bebida en cuestión es ‘glüwein’. Traducido literalmente es ‘vino caliente’. Lo sé, suena fatal. Sin embargo, me sorprendió gratamente su gusto.
El ‘glühwein’ es una preparación alcohólica que se compone principalmente de vino, azúcar, naranja y algunas especias. Tiene origen en Europa y es típica generalmente en Alemania y Bélgica. Se toma tradicionalmente durante las fiestas navideñas, en los meses más fríos. Se tiene constancia de su receta desde la Antigua Roma. Se usa generalmente vino tinto, y se recomienda que sea ligero, semiseco e intenso. A mí me recordó bastante a la sangría pero en caliente. Y aunque parezca un poco raro de primeras, está bastante bueno y ahora con el fresquito que hace, entra genial.
Así que ya sabéis, si os apetece probar algo distinto y combatir el frío a la vez, esta es una buena opción y la podéis encontrar para llevar en muchos locales de la ciudad. Pero no os paséis, que luego no sabréis cómo volver a casa.
Espero que os guste.
Carla Junyent
¡Buenas! Mi nombre es Carla Junyent, tengo diecinueve años y vengo de una pequeña ciudad cerca de Barcelona, llamada Igualada. Estudio Psicología en la Universidad Autónoma de Barcelona y a partir de ahora empieza la mayor aventura de mi vida. ¡Empieza mi Erasmus en Flandes!
Mis principales aficiones son la música en todas sus formas, el teatro y viajar. Durante años asistí a clases de canto y de interpretación, y ahora canto en un coro de mi ciudad. Hablo catalán, castellano e inglés, y estoy deseando aprender algunas palabras de neerlandés y francés. Siempre que he podido, me he escapado para poder hacer un pequeño viaje o alguna ‘aventurilla’. Por eso, cuando se me presentó la oportunidad de hacer un Erasmus, no lo dudé por un momento.
Al principio, no sabía mucho de Bélgica, pero había oído hablar muy bien de ella, de su cultura, arquitectura, de sus bicis… Me empecé a interesar por esta opción de Erasmus y supe que tenía que hacerlo. Y ahora, ¡aquí estoy!