Si te gusta el chocolate, tienes que quedarte a leer. Te presento el paraíso del dulce: Chocolate Nation. Es considerada el museo de chocolate belga más grande del mundo. Y cuando lo visites, entenderás por qué.
Sus creadores Jeroen Jespers y Mickelle Haest fueron en busca de la historia detrás del chocolate belga. ¿Qué encontraron? Que hay miles y miles de fanáticos de este manjar, pero que la historia general que lo rodea nunca se había contado. Chocolate Nation fue creado así para los amantes del chocolate, por amantes del chocolate.
¿Y por qué Amberes? Todo comenzó con la primera fábrica de chocolate de Bélgica. Se inauguró en Amberes en 1831. El chocolate belga es muy apreciado en todo el mundo, gracias en parte a la artesanía de Callebaut. Eligieron a Callebaut como uno de sus socios y por supuesto, muchas otras marcas de chocolate y artesanos también aparecen en Chocolate Nation.
Este museo lleno de experiencias innovadoras tiene una superficie de unos cuatro mil metros cuadrados. Es una de las atracciones más famosas de la ciudad y del país, y es que el chocolate belga no pasa desapercibido en los paladares del mundo.
No os voy a desvelar todos los secretos porque los tenéis que descubrir vosotrxs pero podéis esperar sorpresas, muchas historias, una exposición interactiva e incluso un pequeño ‘tasting’ de chocolates. ¡No os lo perdáis!
Espero que os guste.
Carla Junyent.
¡Buenas! Mi nombre es Carla Junyent, tengo diecinueve años y vengo de una pequeña ciudad cerca de Barcelona, llamada Igualada. Estudio Psicología en la Universidad Autónoma de Barcelona y a partir de ahora empieza la mayor aventura de mi vida. ¡Empieza mi Erasmus en Flandes!
Mis principales aficiones son la música en todas sus formas, el teatro y viajar. Durante años asistí a clases de canto y de interpretación, y ahora canto en un coro de mi ciudad. Hablo catalán, castellano e inglés, y estoy deseando aprender algunas palabras de neerlandés y francés. Siempre que he podido, me he escapado para poder hacer un pequeño viaje o alguna ‘aventurilla’. Por eso, cuando se me presentó la oportunidad de hacer un Erasmus, no lo dudé por un momento.
Al principio, no sabía mucho de Bélgica, pero había oído hablar muy bien de ella, de su cultura, arquitectura, de sus bicis… Me empecé a interesar por esta opción de Erasmus y supe que tenía que hacerlo. Y ahora, ¡aquí estoy!