Una de las peores cosas que podemos ponernos en la vida son expectativas, sobre todo si son de las altas. Pensamos irnos de vacaciones a un lugar en el que nunca hemos estado, y antes de llegar ya sabemos que ahí va a ser donde vamos a encontrar las respuestas a todas nuestras dudas existenciales; pero al final siempre hay alguna que se acaba perdiendo por la carretera. Compramos esas patatas fritas de las que todo el mundo habla que son baratas y buenísimas; pero normalmente hay alguna que nos parece demasiado salada o un poquito sosa. Tenemos en mente el mejor conjunto de ropa que nos podíamos imaginar para el día siguiente; pero al final los tonos de blanco del pantalón no parecen casar con los del jersey de la forma en la que lo parecía la noche anterior en nuestra mente. Son situaciones que idealizamos y que justamente por eso normalmente van a tender a ser más como semidioses que grandes deidades del Olimpo.
Y es que por muy altas que sean esas expectativas, siempre vamos a querer encontrar ese «algo más», eso que haga que las expectativas parezcan pequeñas colinas en comparación con la realidad, pero ¿cómo encontrarlo?, ¿cómo saber dónde descubrir ese valor adicional? En Bruselas es posible encontrarlo en mil lugares diferentes, pero uno en el que lo he sentido de primera mano es, paradójicamente, en una tienda de segunda mano: en Melting Pot Kilo.
Situada en muchas otras ciudades del país, esta tienda ofrece ropa de segunda mano de todo tipo: desde cazadoras o abrigos hasta pantalones, vestidos o camisas que pensabas que ya solamente podrías encontrar en los protagonistas de las películas de los primeros canales a las 4 de la mañana. También vendiendo bolsos y otros tipos de complementos, el precio depende exclusivamente del peso, ya que un kilo equivale a 15 euros. De esta forma, es posible conseguir muchísima ropa y no pasarnos de ese presupuesto mental que siempre nos ponemos como estudiantes antes de ir de compras.
En el caso de Bruselas, Melting Pot Kilo está abierto de 10:30 a 18:30 todos los días menos los domingos, cuyo horario es de 12:00 a 18:00; y está situado muy céntrico, cerca de Halles Saint-Géry, en la Rue des Poissoniers, 2.
Aunque pueda parecer una tontería, algo que adoro de esta tienda y que hace que la considere como un lugar que tiene vida, es el ambiente. No es nada del otro mundo: tienen música de fondo y algunas plantas caen en pequeñas macetas desde el techo. Sin embargo, hay algo que hace que notes que compres lo que compres ahí, eso ha tenido un buen uso antes, como asegurando que está bien cargado para volver a ser bueno con su nuevo dueño.
Además, todo está muy bien organizado según tipo de prendas, cosa que se agradece mucho si quieres encontrar algo en concreto y no quieres estar mucho buscando entre mangas de colores y forros anchos. Aun así, recomiendo muchísimo ir con tiempo para poder mirar entre percha y percha tranquilamente; y sobre todo sin expectativas. No porque se puedan frustrar, sino porque nunca sabes lo que vas a encontrar; y eso es lo más bonito de todo.
No son prendas o accesorios que podamos encontrar en un catálogo estándar, sino que cada uno tiene ese «algo más» que hace que no merezca la pena pensar en expectativas, porque antes de entrar ya sabes que las van a cumplir, y con creces.
¡Muy buen día, esencias!
Me llamo Marina Carrasco Valero, estudio Periodismo y Comunicación Audiovisual, y este primer cuatrimestre voy a ser vuestra corresponsal Erasmus en Bruselas. Durante los próximos cinco meses, voy a ser la pequeña puerta que os lleve a tocar, paladear, ver (aunque con un poco de miopía), oler y oír Bruselas. Juntos vamos a descubrir sus secretos, exhibiciones, conciertos, festivales…