Natalia, así me llamo. Aunque creo que loca debería ser mi segundo nombre, porque todo el mundo me llama así.
Antes de comentar que cuando sea mayor quiero ser escritora, actriz, guionista o directora de cine, me gustaría dejar claro que a mis veinte años soy un desastre, con mayúsculas, UN DESASTRE. Sobrepaso muy de lejos los límites de lo políticamente correcto, es más, un día antes de adentrarme en esta aventura mi maleta estaba vacía. Metí cuatro bragas y el pasaporte en el último momento, y es que no necesito más que mis ojos y un trozo de papel y lápiz para capturar todo aquello que me inspira. Envolvernos de historias y recuerdos es sencillo, lo complejo es transformarnos en el recuerdo y la historia de algo o, tal vez, de alguien.
Tengan cuidado, porque, señoras y señores, acaban de dejar suelta a una loca por las calles de Lovaina. Psicología tenía que estudiar… tercero de psicología concretamente, en la KU Leuven.
El mundo es de los chiflados y las banderas, las aulas y los consejos están llenas de cuerdos.
Atrevámonos juntos, tal vez así logremos que una humilde parte de nuestra esencia permanezca para siempre en Lovaina, tal vez en el recuerdo o la historia de alguien.