Verde, azul, amarillo, rojo, tal vez violeta… no hay nada más atractivo que imaginar una ciudad desnuda y pintarla con matices. Pero, señoras y señores, en este caso resulta más que imposible, porque Lovaina ya está llena de vida y no se requiere andar más de dos minutos desde el centro para comprobarlo.
En el mercado de la plaza de Monseigneur Ladeuzeplein, además de la gran variedad de frutas, verduras y carnes de calidad que se ofrecen todos los viernes, lo más significativo son las flores, los puestos de flores. Sus aromas flotan en el aire y cualquiera que pasee por la gran plaza y contemple sus pétalos y raíces por más de cinco segundos seguidos, caerá en la tentación de pararse y admirar muy de cerca todas sus formas y colores.
Como pueden comprobar, esto está basado en hechos reales:
Pero, señoras y señores, si realmente quieren sentir una explosión de color en sus retinas y son como yo, unos fanáticos de la naturaleza rozando los límites entre lo normal y lo psicopatológico, no se les puede escapar el Jardín Botánico de Lovaina, también conocido como De Kruidtuin, Kapucijnenvoer 30. El hecho de caminar entre tantas especies de árboles y plantas y por el camino cruzarse con alguna tortuga o, quizás, con algún pato desorientado en el estanque del jardín, hará que se olviden del mundo y se imaginen en la selva o en el bosque más frondoso de todos los tiempos, al menos si se atreven a contemplarlo durante más de cinco segundos seguidos.
PAZ. Es la mejor palabra para definirlo. Una vez dentro, nada más importa, todo lo de fuera podrá esperar. Es el lugar idóneo para leer, escribir, dibujar o entrar en un sueño profundo donde te creerás un personaje de la película Avatar.