Esta es una historia de amor que comenzó en el siglo XVI y tuvo como protagonistas a los españoles. La ciudad de Brujas estaba buscando nuevos enlaces para comerciar con diferentes productos y entonces fue cuando aparecieron los españoles con la pieza clave para cualquier chocolate; el cacao. Sumándole a esto el azúcar conseguido mediante Portugal, no tardaron en aparecer cientos de tipo de este maravilloso manjar.
Desde esa época han cambiado muchísimas cosas, pero la ciudad de Brujas sigue fiel a su producto estrella. Vayas por donde vayas, y mires donde mires, encontrarás una chocolatería, con el clásico escaparate lleno de diferentes chocolates que te susurran dulcemente que te acerques y los pruebes.
Y como no, esta vez (y seguramente que en las próximas también) nosotros caímos en la tentación. En nuestro caso, después de muchísima indecisión por causa de la buena pinta que tenían todos los escaparates, la tienda elegida fue “Chocoholic”, un pequeño local situado en la calle Wollestraat 34, justo delante de la tienda de Tintín o el muro de la cerveza.
Lo que más nos llamó la atención y nos hizo dar el paso, fue la cantidad de diferentes figuras que había hechas de chocolate, desde herramientas hasta botellas. Además, la dependienta hablaba español y manejaba un muy buen nivel de marketing, ya que nada más vernos entrar a mirar nos ofreció para probar diferentes chocolates, convenciéndonos del todo en nuestra decisión.
Una vez hecha la compra, nos movimos hasta un pequeño balcón donde pudimos posturear (como no😊) y disfrutar de nuestro pequeño placer.
Un goloso abrazo, y ¡hasta otra!
Iñaki Balier.🤟
¡Buenos días viajeros! Me llamo Iñaki Balier y soy un estudiante de Ingeniería de Energías Renovables en la Universidad del País Vasco, en concreto, en la pequeña escuela ubicada en Éibar (Guipúzcoa). Estoy cursando cuarto de carrera, asique para cuando acabe este viaje, pretendo haberme convertido en un ingeniero completo, siempre y cuando, la carrera de Ingeniería Electromecánica que voy a estudiar en Hasselt no me ponga las cosas muy difíciles.
La afición que me puede llevar a darle un enfoque diferente es el deporte. Me gusta mucho experimentar diferentes y hacerlo regularmente. Los que más práctico, son la escalada, el running y el ciclismo, aunque otros como la natación o el slackline no se me quedan muy atrás.