Señoras y señores, no sé ustedes pero yo soy del tipo de personas que pasea por la calle sin mirar al frente. Siempre voy con la cabeza inclinada hacia arriba, observando las fachadas y los tejados de las casas, de momento he tenido suerte, pero cualquier día me tropezaré con una piedra o me chocaré contra un árbol y, de ahí en adelante, les aseguro que caminaré con la vista hacia el frente.
Como les decía, el otro día, yendo hacia mi residencia, me tropecé con una fachada algo peculiar. Su estructura no coincidía con la de las casas que la rodeaban y es que no era una fachada cualquiera, su interior no conducía a nada. Se trata de la ruina de un antiguo colegio de la universidad de Lovaina; Driutius College (1559-1805). Hoy lo único que queda de él es la puerta de su antigua entrada, en la calle Schrijnmakersstraat.
El Driutius college estaba destinado a estudiantes de la castellana de Kassel en el condado de Flandes.
En el Driutius College los estudiantes eran admitidos en base a estos requisitos (en orden descendente de prioridad):
1 ° miembros de la familia Drieux (Michel Drieux, rector de la universidad de Lovaina)
2 ° muchachos de las aldeas de Volkerinkhove, Bollezele, Merkegem, Broksele y Lederzele (ubicadas actualmente en el Departamento Norte)
3 ° muchachos de todo el vizpaís de Kassel
4 ° estudiantes nacidos en la ciudad de Lovaina
La Universidad de Lovaina fue abolida durante el dominio francés (1797), asimismo, el Driutius College pasó a manos de la ciudad de Lovaina en 1805. Los muebles se vendieron públicamente y sus libros desaparecieron en las colecciones privadas de funcionarios franceses o en las escuelas públicas recién establecidas. A lo largo del siglo XIX, la ciudad de Lovaina albergó un club de lectura, la escuela de música, la academia de arte y una escuela de oficios.
La destrucción de la ciudad durante la Primera Guerra Mundial devastó el Driutius College. Por ello, lo único que queda del colegio es la monumental puerta de entrada en Schrijnmakersstraat.
Señoras y señores, aún a riesgo de caerse, no dejen de mirar hacia arriba, nunca se sabe lo que se oculta detrás de una fachada peculiar.