Señoras y señores, hace hará cosa de unos meses os hablé de un lugar que parecía sacado de un cuento de hadas. Se trata de Dijlepark, un pequeño parque, oculto entre calles, muy cerquita de Oude Markt. Asimismo, constituye uno de los parques que conforman el sendero de aprendizaje de Dijlewolven. Un sendero marcado, que se puede realizar con o sin guía, para que los más pequeños y no tan pequeños, saquen el máximo aprendizaje de la flora y fauna de Lovaina.
Desde Febrero he acudido regularmente a este parque, primero con nieve y sin hojas en los árboles, alguna vez con lluvia y muchas veces con el cielo nublado. Siempre me ha encantado la atmósfera de tranquilidad que se respira en él y también el hecho de que sea uno de los pocos parques de Lovaina que no estén abarrotados de gente, parece que los transeúntes son conscientes de este hecho y por eso siempre eligen este lugar para leer y respirar sentado/a en uno de sus bancos.
El caso es que, hará cosa de unos días, me encontraba de camino a Oude Markt y no pude resistirme pasar a visitarlo. Cuando traspasé la entrada del parque me quedé con la boca abierta. Si antes estaba repleto de animales, no les quiero contar todas las aves que cantaban ahora…
Como siempre les digo, una imagen vale más que mil palabras.
Dijlepark en Febrero:
Dijlepark en Junio:
Como pueden apreciar, la flora se ha multiplicado por cien, el lago ya no está congelado y el aroma cálido que desprende el parque les aseguro que les empujará a sentarse sobre la hierba mirando al cielo y olvidarse de todo lo demás (incluida la mesa que tenían reservada en Oude Markt XD).
Si lo que quieren es detener el tiempo, les aseguro que esta experiencia es lo más parecido a un hechizo que encontrarán en toda Lovaina.