Señoras y señores, nada más acabar exámenes el primer deseo que pedí fue oler la brisa marina, de modo que me dirigí a la estación de tren y en apenas dos horas me encontraba en Blankenberge, un municipio de Bélgica, con una costa de muchísimas posibilidades, situado en la provincia de Flandes Occidental.
Bien, les aseguro que se quedarán con la boca abierta con la cantidad de chiringuitos, restaurantes y cadenas de comida rápida con los que se tropezarán en el paseo marítimo. El municipio también consta de muchísimos bares, tiendas y restaurantes, sin embargo, me atrevería a añadir que es un lugar de veraneo y, generalmente, pensado para los turistas y su consumo en ocio.
El mayor atractivo del municipio, sin ninguna duda, es la playa. Su arena blanca y sus olas cristalinas compensan con creces las dos horas de viaje en tren desde Lovaina. Les aseguro que podrán caminar por su orilla durante horas sin aburrirse del paisaje y tumbarse sobre la arena y contemplar, también durante horas, todas sus conchas de colores.
Como siempre les digo, una imagen vale más que mil palabras.
Aquí les dejo un pequeño adelanto de lo que puede ser un día de verano en Blankenberge, espero que les llegue ese aire de libertad y de las ciudades del sur que tanto echaba de menos 🙂