Era septiembre de 2020 cuando cogía el asa de mi maleta llena de ropa para deshacerla en Bélgica. Tenía la esperanza de vivir la experiencia de mi vida, el Erasmus soñado de cualquier estudiante, pero en el fondo todos sabíamos que la pandemia no venía a corto plazo. Sin embargo, jamás me imaginé que me fuera a este país para quedarme.
Mi estancia en el extranjero ha sido muy diferente a lo que estamos acostumbrados a escuchar en la Universidad. Normalmente, todos los estudiantes vuelven de Polonia, Italia, República Checa… Diciendo que su Erasmus ha consistido en salir mucho, conocer a muchísima gente y estudiar muy poco.
Para mí el Erasmus no ha sido nada de eso. En Bélgica sí hay que estudiar, las universidades suelen tener bastante prestigio y tener la oportunidad de asistir a las clases de estos centros educativos se paga con horas de trabajo. Además, los garitos los cerraron al mes de llegar… Con lo cual, en octubre, después de que mis amigos hubieran pasado el Corona virus, nos encontramos 15 personas encerradas en una residencia sin muchas posibilidades.
Puse todas mis esperanzas en que tras el paso del invierno las medidas irían a mejor. Veríamos las calles llenas de gente andando sin toque de queda y conoceríamos las luces de los locales que veíamos cuando dábamos paseos por las tardes. Sin embargo, eso solo fueron ilusiones.
Llegó el segundo cuatrimestre, la mayoría de mis amigos terminaron su estancia y conocí a otros quince estudiantes. Esta vez nadie se infectó de Corona virus, pero volvimos a vernos en el hospital cuando a un amigo tuvieron que operarlo a la carrera…
Si os dijera que a pesar de todas las adversidades que he vivido volvería a repetir esta experiencia ¿os lo creerías? Bélgica, y en concreto Gante, me ha dado la oportunidad de aprender muchísimo a nivel académico. Además, al no haber podido conocer a tantísima gente (como esperaba) he hecho amigos que se han convertido en verdaderos hermanos.
Ha sido tan intensa y especial esta aventura que, a día de hoy, de las treinta personas que finalmente han marcado mis días en este país, la mitad estamos pensando en quedarnos a vivir unos años más. Unos han echado los papeles para estudiar el Máster. A otros les han dado la oportunidad de realizar el Doctorado (cobrando 2200€ al mes). Y los que no estamos pensando en hacer ni una cosa ni la otra, nos abrimos paso en la vida laboral.
Bélgica nos ha hecho madurar, nos ha unido y nos ha dado una nueva visión de la vida. Volver ahora a nuestros respectivos países (España, Italia, Turquía…) hace que sintamos que estamos retrocediendo después del grandísimo avance cultural y crecimiento personal que hemos experimentado.
Jamás pensé que después de 10 meses diría que me quedo a vivir en Bélgica. Esa es la razón por la que esto ha sido mucho más que un Erasmus. Futuros Erasmus, mi etapa como estudiante en Bélgica finaliza aquí. Espero que la vuestra sea tan enriquecedora como la mía.
Teresa Jiménez
¡Me presento! Mi nombre es Teresa Jiménez Casas (Rete para los amigos), vengo de Córdoba y soy guitarrista flamenca profesional. Estudio Administración y Dirección de Empresas y desde septiembre estoy de Erasmus en la Universidad de Gante (UGent).
Soy una persona extrovertida, espontánea y con muchísimas inquietudes. He viajado por medio mundo, he conocido a gentes de todo el planeta, y ahora que estoy en Bélgica, no espero otra cosa, sino que esta experiencia se convierta en la mejor de todas las que he vivido hasta ahora.
Estoy enamorada de la cultura, especialmente de la música. Toco la guitarra flamenca desde que tenía ocho añitos y me he subido a escenarios de España, Eslovenia, Italia y Croacia. Además, me encanta escribir. Hace unos meses terminé mi primera novela corta y tengo un sinfín de mini relatos escondidos por toda mi casa.