Cuando el 28 de agosto de 2020 partí hacia Brujas, lo hice en coche, y como buen amante del queso aproveche la ocasión para parar en un supermercado francés para llenar la nevera de quesos a mi llegada. Los quesos que compré eran fantásticos, nada que objetar a los ya bien conocidos quesos franceses, pero sin saberlo, cometí un error, y es que el primer día que fui al supermercado en Brujas quedé fascinado por la asombrosa variedad de quesos que había. Todos eran quesos belgas y es que este pequeño país cuenta con una variedad de más de 600 tipos de queso. Todos deliciosos y a un precio muy asequible.
Resulta que los monjes belgas, mundialmente conocidos por elaborar unas cervezas formidables, también tienen la tradición milenaria de elaborar unos quesos magníficos. En realidad muchos de ellos están mezclados con las cervezas que ellos mismos elaboraban.
Los más conocidos son el queso de Brujas, muy parecido al “Old Amsterdam” pero un poco más ligero, el queso de Bruselas, un queso cremosos con un sabor muy potente que pega muy bien con mermeladas de frutas silvestres o el queso brique de Flandes, un queso blando con un potente olor y sabor muy apreciado en el centro y norte de Europa.
Obviamente no he probado las 600, pero estoy seguro que si como yo sois amantes de los quesos, lo pasareis genial descubriendo este sinfín de sabores que ofrece Bélgica. ¡Que aproveche!
Me presento. Mi nombre es Jordi Vilà, soy un estudiante de la Universidad de Girona y estoy cursando el grado en Administración y Dirección de Empresas. En Marzo de 2020, recibí la brillante noticia de que había sido elegido para ir a Brujas de Erasmus durante el primer semestre del curso 2020-2021. Así que con todo en contra, el pasado septiembre, hice las maletas y emprendí esta genial aventura.
Después de volver a casa durante el segundo semestre, ahora he vuelto a Brujas para descubriros todo lo que he vivido, aprendido y descubierto de Flandes, su gente, su cultura y sus mayores secretos. Así que agarraos fuerte porque viene curvas.