Pasearse por las calles de Gante es todo un privilegio. Puedes disfrutar de toda su arquitectura desde que te bajas del tren hasta que llegas al centro. Por otro lado, encontrarás de especial interés los fantásticos canales. A día de hoy se siguen usando, a diferencia de los de Brujas que son turísticos. Pues bien, todo buen caminante de Gante se ha tenido que cruzar alguna vez con su bollería artesanal, y es que los tienen de todos los tamaños y sabores.
Era sábado cuando fui a Gante y tuve la suerte de poder ver el mercadillo que se sitúa en una de las plazas del centro, concretamente Brijdagmarkt, al lado de la plaza de Sint-Jacobs, pues bien, solo echad un vistazo a todo lo que tenían y decidme que no se os hace la boca agua.
También hay locales que optan por sacar en su terraza una zona de gofres y bollos como donuts, cruasanes, manzanas caramelizadas… Vamos, cualquier capricho que te quieras meter al cuerpo lo tendrás disponible por las calles de Gante.
La gran diferencia de la bollería belga con la española sin duda alguna es el chocolate. Los bollos que tenemos en España son espectaculares, blandos, jugosos y esponjosos. Pues bien, una bollería belga contará con el valor añadido de sus chocolates, todos artesanales y muy bien elaborados.
¡¡Allí nos vemos!!
Mi nombre es Miguel Iglesias, soy el nuevo corresponsal Erasmus de Productos Belgas, así que mi labor estos meses va a ser degustar la mayor cantidad de cervezas, gofres, patatas y chocolates posible para hacer valoraciones y recomendaciones sobre cada uno de estos productos, así que no me puedo quejar. Pero antes de descubrir toda esta gastronomía belga, permitidme que me presente.
Soy un madrileño que estaba cansado de estar siempre en el mismo sitio y tenía ganas de salir a conocer mundo, otras culturas y otros ambientes. Por este motivo me vine de Erasmus a Bélgica, un país húmedo (Madrid es muy seco), muy verde y con muchos rincones por descubrir.
Soy estudiante de cuarto año de Ingeniería en Tecnologías Industriales en la Universidad Carlos III de Madrid. Por diversas aspiraciones profesionales, acabé de Erasmus en Lovaina, una pequeña pero acogedora ciudad universitaria a escasos kilómetros de Bruselas. Me quedaré aquí todo el año especializándome en ingeniería de materiales y organización industrial dentro de la Katholieke Universiteit de Leuven (KUL). Que resulta ser la universidad número 1 en investigaciones a nivel europeo, así que estoy ansioso por empezar y ver qué me puede ofrecer.