Como sabréis, Brujas es una ciudad con una historia inmensa, y una de las cosas que más me gustan de ella que sus calles han sobrevivido al paso del tiempo de una manera magnífica, por lo que resulta muy sencillo imaginarse la vida de los brujenses de hace unos siglos. Hoy visitamos uno de esos sitios que nos invitan a transportarnos y a meternos de lleno en la antigüedad, la plaza de los Curtidores de Brujas.
Hablamos de una plaza extremadamente céntrica, ya que conecta dos de las atracciones más famosas de la ciudad flamenca, el muelle del Rosario y el Burg. Como su propio nombre indica, en esta plaza es donde los curtidores de cuero llevaban a cabo su trabajo, aunque este fuese increíblemente molesto para los habitantes de la ciudad.
Y es que un producto indispensable para estos trabajadores era la orina, dado su alto nivel de amoniaco. Por lo que poca gente se atrevía a pasar por la plaza con el olor tan asqueroso que desprendía. Estos curtidores necesitaban “material” para trabajar. Por tanto, iban comprándole a la gente su orina, buscando especialmente la de los niños, pues esta tiene una concentración mayor de amoniaco.
Claro, la gente de clases más bajas, con tal de conseguir el mayor dinero posible, utilizaba trucos como mezclar la orina con agua para que saliese mayor cantidad. Esto funcionó hasta que los curtidores se dieron cuenta. Así que, para evitar esto, crearon la figura del catador de orina, que bebía una muestra de cada barril que se vendía y determinaba si era orina pura o si había sido adulterada.
Sería muy gracioso que el olor a pis hubiese traspasado los siglos y siguiese hoy en día presente, pero, afortunadamente, no es el caso. Este curioso lugar es ahora una zona de bares, aunque sigue manteniendo algunas curiosidades. Lo que más resalta, sin duda, son las pequeñas estatuas repartidas por la plaza: representaciones de personas poniendo cara de asco, recordando a la gente que visita la ciudad lo que un día fue la plaza en la que ahora se hacen fotos.
¡Nos vamos viendo!
Jose
¡Qué ilusión me hace estar escribiendo por fin estas palabras! A partir de este mes de febrero empiezo como corresponsal de Erasmus en Flandes y tengo muchas ganas de enseñaros mi trabajo. Recoger el testigo de Yolanda en cuanto al tema de Patrimonio es todo un honor.
Antes de nada, me presento. Me llamo José Manuel Ortega y tengo 20 años. Nací en Granada, pero he vivido toda mi vida en La Línea de la Concepción, un pueblo de Cádiz. Estudio Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada y, actualmente, estoy realizando un intercambio Erasmus en Bruselas de curso completo.