14 de agosto de 1920. El sol sale en Amberes de una forma diferente, se respiran una ilusión y una alegría singulares. No es para menos. A partir de hoy, la ciudad se convierte por varias semanas en un foco a escala internacional, en el sitio en el que se centran todas las miradas del mundo. Atletas, trabajadores, ayudantes y entrenadores de todas partes del planeta se despiertan hoy aquí con un sueño en mente: algo por lo que han trabajado y luchado buena parte de sus vidas, y que está al fin a punto de cumplirse. Todos se reúnen en Amberes para participar en el evento más grande a nivel global, el que más pasiones levanta: los Juegos Olímpicos. Amberes fue sede en el año 1920 de las olimpiadas, sería la sexta edición desde que el barón Pierre de Coubertin impulsara la creación del Comité Olímpico Internacional y se celebrasen los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en Atenas (1896). En este post, haremos un repaso a este evento que puso a Flandes en el centro de todas las miradas, hablaremos sobre qué significó para la región un acontecimiento de tal magnitud, y sobre cuál es el legado aún visible de los juegos para la ciudad de Amberes.
Los juegos de la paz
Los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920 son uno de los más importantes de la historia desde un punto de vista político, y no es casualidad que se llevasen a cabo en esta ciudad flamenca. Aunque ya en 1913 la ciudad de Amberes había presentado su candidatura para albergar los juegos, la Primera Guerra Mundial estalla en 1914 y todo el movimiento olímpico queda paralizado. Por primera vez en su corta historia, el Comité Olímpico Internacional se ve obligado a cancelar unos juegos (Berlín 1906) y existía un peligro real de que el proyecto de los Juegos Olímpicos modernos pudiera desaparecer.
Una vez acaba el conflicto, el barón Pierre de Coubertin trata de reactivar los juegos lo más pronto posible, y lo hace con Flandes en su mente. Para él, Bélgica había sido un ejemplo de valentía durante la invasión alemana en la Gran Guerra y qué mejor que una de sus bellas ciudades para celebrar la paz y retomar el espíritu y los valores del movimiento olímpico. Otras candidaturas, como la de Ámsterdam, estuvieron de acuerdo con la propuesta y decidieron retirarse, dejando vía libre para que, en 1919, el COI declarase por unanimidad a Amberes como sede olímpica. Amberes se enfrentaba el reto de reconstruirse y prepararse para recibir unos juegos en un plazo de año y medio.
Las primeras veces
Estos juegos estuvieron marcados por las primeras veces. Y es que muchas de las tradiciones olímpicas que permanecen todavía hoy tuvieron su origen en Amberes 1920. Los juegos fueron inaugurados por el rey Alberto I de Bélgica, que abogó por la cordialidad y defendió la paz en la que la competición que se iba a desarrollar. De manera simbólica, soldados representando a las naciones allí presentes lanzaron palomas al vuelo para celebrar la paz.
Pero, si hablamos de primeras veces, la más importante es sin duda el alzamiento de la bandera olímpica. Los juegos de Amberes serían los primeros en los que se usase la bandera de los anillos que hoy en día todos podemos reconocer. Fue creada con vista a los juegos de 1916, pero, por razones obvias, su presentación en unos juegos se tuvo que retrasar forzosamente.
También en Amberes se llevó a cabo por primera vez el juramento olímpico. Victor Boln, medallista olímpico belga y excombatiente en la guerra, subió a un atril junto con la bandera belga para realizar un juramento escrito por el propio barón Pierre de Coubertin. Con el paso de los años, también los jueces y los entrenadores se unirían a esta tradición.
También era la primera vez que las sedes de unos juegos no se concentraban de manera total en la ciudad anfitriona, sino que muchos de los deportes se desarrollaron en otros lugares de Flandes, haciendo de los juegos algo conjunto de toda la región. El torneo de polo se celebró en Ostende, al igual que las pruebas de vela. El remo se llevó al canal Willebroek, en Bruselas, al igual que el torneo de fútbol, que compartiría sede entre Amberes, Gante y Bruselas.
Primeras veces también para España. La delegación española se presentó en Amberes con 59 deportistas, y consiguió dos medallas, las dos de plata. Sin embargo, el hito más importante lo encontramos en el fútbol. Y es que la selección española fue organizada por primera vez para estos Juegos Olímpicos de Amberes. De esta manera, la historia de la selección que tantas alegrías nos ha dado juega su primer partido en Bruselas, donde conseguiría la victoria contra Dinamarca. El equipo acabaría por colgarse la medalla de plata al perder contra la anfitriona, Bélgica.
El desarrollo de los juegos
Un total de 22 deportes se desarrollarían durante los juegos de Amberes, incluyendo el hockey sobre hielo y el patinaje artístico, disciplinas que, más tarde, acabarían formando parte del programa olímpico de invierno (los juegos de invierno todavía no existían por aquel entonces). 29 países y más de 2500 atletas se congregaron el Flandes para la competición olímpica, con el debut de algunos países importantes, tales como Brasil, Nueva Zelanda o Checoeslovaquia.
En atletismo, podemos destacar la participación de dos atletas británicos que vivieron de cerca los horrores de la guerra. Albert Hill, campeón olímpico en las pruebas de 800m y 1500m, perteneció al ejército del aire británico que luchó en Ypres durante la guerra. En esta segunda prueba, la medalla de plata se la colgaría Philip Baker, posterior Premio Nobel de la Paz por su activismo y lucha. El maratón lo vencería el finlandés Hannes Kolehmainen, forjándose como una leyenda olímpica al obtener quinta medalla, cuarta de oro.
Desafortunadamente, el papel de la mujer en los juegos no estaba tan desarrollado como ahora. Solo 65 mujeres participaron en los juegos, en deportes como el tenis, la natación o el patinaje artístico. Todavía estaba presente el concepto de feminidad que impedía a la mujer participar en pruebas consideradas “para hombres”.
El medallero final lo lideró Estados Unidos, con un total de 95 medallas, 41 de oro. Bélgica, como país anfitrión, acabaría en tercera posición con 42 preseas, siendo 16 de oro. La ceremonia de clausura se llevaría a cabo el 12 de septiembre. La bandera olímpica sería recibida por el ayuntamiento de París, ciudad anfitriona de los siguientes juegos.
El legado de los juegos
Hoy en día, el espíritu olímpico sigue muy presente en la ciudad de Amberes. El estadio olímpico, aunque reformado y sin pista de atletismo, mantiene muy viva la esencia del fuego que una vez ardió en su interior, así como la ilusión de todos los deportistas que llegaron a Amberes para cumplir un sueño. Tuve la oportunidad de entrar dentro del estadio e imaginarme el ambiente que se viviría en aquel recinto hace ya 103 años.
Los alrededores del estadio están repletos de guiños a los juegos, algunos al centenario de su celebración, hace 3 años. Lo que un día fue el parque olímpico, hoy se encuentra repleto de pistas de todos los deportes que se puedan imaginar. También ha permanecido a lo largo del tiempo el Tennisclub Beerschot, sede en la que se celebró el torneo de tenis. Se puede vivir en la zona un ambiente fantástico de deportividad y buen rollo.
Y es que Amberes mantiene así su compromiso con el bienestar y los valores olímpicos. La ciudad tuvo hace más de 100 años la oportunidad de acoger uno de los acontecimientos más históricos e importantes del mundo, y la llama olímpica, aunque se apagó tanto tiempo atrás, ha sabido mantener su esencia en la ciudad, al igual que los miles de atletas que llegaron a Amberes con un sueño por cumplir, y que descubrieron en Flandes una de las zonas más bonitas del mundo.
¡Nos vamos viendo!
Jose
¡Qué ilusión me hace estar escribiendo por fin estas palabras! A partir de este mes de febrero empiezo como corresponsal de Erasmus en Flandes y tengo muchas ganas de enseñaros mi trabajo. Recoger el testigo de Yolanda en cuanto al tema de Patrimonio es todo un honor.
Antes de nada, me presento. Me llamo José Manuel Ortega y tengo 20 años. Nací en Granada, pero he vivido toda mi vida en La Línea de la Concepción, un pueblo de Cádiz. Estudio Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada y, actualmente, estoy realizando un intercambio Erasmus en Bruselas de curso completo.