Hace poco os presenté a Michaelina Wautier, una maestra flamenca del barroco, prácticamente desconocida hasta hace muy pocos años.
Uno de sus óleos más famosos, Retrato de un caballero, forma parte de la colección permanente de los Museos Reales de Bellas Artes de Bruselas. Como retrato, es buenísimo. Fijaos en la expresión de sus ojos, entre arrogante y melancólica, en la precisión de su cuello de encaje y en el brillo de esa blonda plateada que decora la banda rosada que lleva al hombro.
Michaelina lo pintó en 1646, cuando tenía unos veintinueve años. Es una de las primeras obras suyas de las que tenemos constancia, y una de las pocas que llevan su firma y la fecha. Probablemente empezó a pintar mucho antes, pero sus obras más tempranas se han perdido.
El título puede parecer un poco soso, pero eso es porque no se sabe con certeza quién es el caballero retratado. Sin embargo, el propio cuadro nos da algunas pistas. Lo que lleva al hombro se llama banda carmesí y, aunque hoy en día parezca algo así como un chal monísimo, en realidad era una distinción militar. Por lo tanto, tenía que tratarse de un oficial.
Quizá estéis pensando: “si carmesí significa rojo, entonces, carmesí, carmesí, no es… más bien es rosa”. Así es. Y el color rosa, en el siglo XVII, estaba reservado al ejército español, así que, con toda probabilidad, se trata del retrato de un oficial español destinado a Flandes. Hoy en día nos resulta difícil imaginar un desfile militar con soldados luciendo prendas de color rosa en el uniforme. Tal vez hasta nos haría reír. Pero el rosa no fue un color femenino hasta el siglo XX, así que, en el XVII, un oficial podía posar con absoluta dignidad marcial y lucir una banda rosa al mismo tiempo.
Ya nos vamos acercando a desvelar la identidad de nuestro misterioso caballero, pero aún hay más. ¿Recordáis que Michaelina tenía un hermano, también pintor, llamado Charles? Pues bien, Charles Wautier pintó al mismo personaje, con un atuendo y una pose distintas. Conocemos el cuadro a través de una copia en grabado. En la versión de Charles, nuestro protagonista viste armadura y lo que parece un collar con una condecoración. Y, lo más importante, en el grabado aparece un nombre: Don Antonio Pimentel de Prado.
¿Y quién era este señor? Pues un embajador de Felipe IV que llegó a Flandes justamente en 1646, cuando lo retrata Michaelina, y se quedó como gobernador de Nieuwpoort hasta 1651, cuando lo nombraron embajador de Estocolmo y lo enviaron a Suecia. Sin embargo, parece que Flandes le gustó. Tras diversos cargos, viajes y peripecias, regresó como asesor del ejército y falleció en Amberes en 1671. La relación entre el cuadro de Michaelina y el de Charles se descubrió en 2018. Aquí encontraréis más información. ¡Misterio resuelto!
2 comentarios
@nerea fontanillas
Muy instructiva tu reseña sobre Michaelina Wautier, y el Retrato de don Antonio Pimentel, un descubrimiento que es conocido desde hace años. Es importante citar las fuentes que consultas, y no pretender haber resuelto un misterio que ya fue resuelto por otros.
Muchas gracias por tu comentario. No pretendía dar a entender que el descubrimiento fuera mío, ni se me había ocurrido que pudiera interpretarse así. Solo me pareció un dato curioso que compartir, en un post que no pretendía ser académico. He seguido tu recomendación y he editado el artículo con un enlace a la fuente. Lo tendré en cuenta para evitar futuros malentendidos. ¡Gracias!