Hola lectores! Aprovechando la época primaveral y el buen tiempo, he ido hasta Lovaina para visitar su jardín botánico. Este jardín es mucho más que un lugar bonito donde hacer fotos. Fundado en 1738, es el jardín botánico más antiguo de Bélgica y, aunque pueda parecer pequeño en comparación con otros, esconde auténticas joyas botánicas que pueden pasar desapercibidas a simple vista.
Hoy te comparto una mirada distinta: no solo como visitante Erasmus, sino como estudiante de Biología.
Para empezar, un jardín botánico no es solo un parque bonito con plantas. Es, ante todo, un espacio científico y educativo: se crean para conservar especies vegetales, estudiar su biología y compartir ese conocimiento con el público. Muchos jardines, como el de Lovaina, forman parte de redes internacionales de conservación y colaboran en la protección de especies amenazadas. En un contexto de pérdida de biodiversidad, estos lugares son pequeños pulmones de esperanza… y sí, por supuesto también son perfectos para desconectar.
Durante mi visita, hubo algunas especies que me llamaron especialmente la atención. Aquí van algunas curiosidades que quizás no conocías y que puedes utilizar para tus futuras visitas:
1. Ginkgo biloba – El fósil viviente. Este árbol es una de las especies más antiguas del planeta. Existía ya en tiempos de los dinosaurios, y sobrevivió incluso a la bomba atómica de Hiroshima. En Lovaina, puedes verlo cerca del estanque.
2. Tortugas acuáticas. Compartiendo espacio con las plantas exóticas contribuyen al equilibrio ecológico del ecosistema acuático (alimentándose de algas, restos vegetales o incluso insectos).
3. Orquídeas. Muchas orquídeas han desarrollado formas de polinización ultra especializadas, a veces imitando insectos para atraer a los polinizadores.
Una de las cosas que más me gustó es ver cómo el jardín se esfuerza por recrear distintos ecosistemas en sus invernaderos: tropical, desértico, subtropical… Esto permite conservar especies que no podrían sobrevivir al clima belga y, al mismo tiempo, sensibilizar sobre su fragilidad.
Además, algunos carteles informativos explican si las plantas están en peligro de extinción, su procedencia o su uso en medicina tradicional. Este tipo de educación es clave para que valoremos la diversidad vegetal y entendamos el papel que juega cada especie.
No hace falta ser biólogo para disfrutar de este lugar, pero si te gusta la ciencia, vas a salir de allí con una nueva perspectiva.
La entrada es gratuita y puedes consultar los horarios del jardín en su web.

Hola! Soy Sofía Acuña Rodríguez. Tengo 21 años y estudio Biología en Santiago de Compostela. Estoy este curso de erasmus en Bruselas y durante el segundo cuatrimestre del curso 2024-2025 seré la nueva corresponsal de Naturaleza y Ciclismo. Espero poder transmitiros las cosas tan bonitas que Flandes tiene por enseñar. Nos vemos!