Aunque Bruselas está repleta de jardines preciosos en los que sentarte a tomar algo, jugar, pasear o reunirte con los tuyos, hay una verdad como un templo que persigue a cada uno de ellos: cada parque es un mundo y, cada uno, tiene algo muy característico que lo dota de personalidad y lo hace especial. Con la experiencia, he descubierto que la esencia de una ciudad se esconde improvisando y realizando tus propias guías. Así que hoy vengo a hablaros de dos parques “secretos” (o menos conocidos) que, a mi parecer, están infravalorados en muchas guías turísticas: el Parc Elisabeth y el Parc Léopold.
Elisabethpark, el Parc Elisabeth o el Parque del Sagrado Corazón es un enorme parque de 17 hectáreas (comparable con el del Cincuentenario), que originariamente se destinó para servir de telón de fondo a un enorme panteón nacional que nunca se construyó. Desde 1903, da entrada a la enorme basílica del Sagrado Corazón de Bruselas, también conocida como Basiliek van Koekelberg (distrito en el que se encuentra). Igual que sucede en otros parques de Bruselas, este también está dividido en dos paseos principales pero, a excepción de los demás, tiene un túnel de carretera bajo su manto. Es increíble como, pese a estar ubicado en un emplazamiento tan importante, ser tan cercano al centro de Bruselas y estar rodeado de carreteras por todas sus vertientes, sólo la naturaleza es capaz de romper el silencio que lo envuelve. Es una maravilla para todos los sentidos y, si te gusta relajarte, desconectar, pasear y disfrutar del crujir de las hojas a tus pies, sin duda, este es tu parque. Como curiosidad, en 2006 fue declarado espacio público protegido.
Y, por supuesto, es indiscutible que las vistas de la basílica son insuperables…
El Parc Léopold o Leopoldspark se encuentra en el barrio europeo y es el único parque de Bruselas que, podríamos decir, recuerda al estilo de parque británico: con sus infinitos colores, sus bancos distribuidos a lo largo del magnífico estanque (último vestigio del valle de Maelbeek) y la multitud de fauna que campa a sus anchas sin miedo alguno a las personas que por allí pasean. Y es que, sólo hay que poner un pie allí, para darte cuenta del respeto mutuo que se respira entre las distintas especies.
Es un parque muy tranquilo, donde animales y seres humanos conviven en total armonía y, por supuesto, el escenario que se respira es precioso. Un lugar perfecto para admirar la naturaleza que nos rodea, sentir la inspiración y escapar del bullicio. La flora forma parte de los restos del jardín botánico y, en el propio parque, podemos encontrar la Biblioteca de Solvay o el Museo de Historia Natural (entre otros edificios destacables). Si nos dejamos llevar, encontraremos el emplazamiento de la torre medieval de Eggevoort, y podremos transportarnos por un instante al siglo XV. Y es que, este parque, está repleto de historia, naturaleza y arquitectura belga.
Espero que os hayan entrado tantas ganas de visitar estos parques como a mi de volver
Me encantaría que dejaseis un comentario compartiendo aquí o en las redes (como siempre, utilizando el hashtag #erasmusbruselas) cuál es vuestro parque o jardín preferido de Bruselas y por qué.
Nos vemos en la próxima entrada