Lovaina está llena de patrimonio artístico, histórico y cultural: museos, iglesias, beaterios, bibliotecas, parques… ¡y abadías! Aunque ya os expliqué que una de ellas se encontraba en el Park Keizersberg, hoy vengo a hablaros de otra abadía de Lovaina: la Abdij van Park.
La abadía del parque, tal y como se podría traducir su nombre en castellano, es seguramente la abadía más importante de la ciudad. Situada fuera del anillo de Lovaina, se encuentra inmersa en un paraje natural. Un gran lago con patos, cisnes y una fauna variada da la bienvenida al visitante, y permite disfrutar de un paseo (o incluso un pícnic) ante uno de los paisajes más bonitos de la ciudad.
Los árboles, en estos días de octubre desprendiendo sus primeras hojas, envuelven la abadía con colores amarillentos y rojizos, aunque el verde veraniego aún está presente en muchos de ellos. Familias, parejas, amigos y amigas y otras personas, acompañadas o solas, descansan, caminan, corren o pedalean por los márgenes del lago de la Abdij van Park.
El edificio se refleja en el agua, que crea la sensación de ser un espejo perfecto, sólo alterado por la suave caída de algunas hojas o por el paso de las aves que lo habitan.
Pero no sólo el paisaje merece mención: el edificio de la abadía esconde siglos de historia y una estrecha relación con la ciudad de Lovaina y con la universidad. La Abdij van Park fue fundada hace casi 900 años: todo empezó en el siglo XII, concretamente en 1129, cuando el Duque de Holanda creyó conveniente que se enviaran monjes a esta parte de Flandes. Unos años más tarde, los monjes que habitaban la Abdij van Park eran más de doce, número suficiente para convertirse en una abadía independiente y elegir la orden religiosa a la que querían pertenecer.
El primer edificio, que no se conserva en la actualidad, se construyó en unos terrenos de caza del Duque mencionado anteriomente, por lo que disponía de amplios terrenos a su alrededor, como se puede comprobar si visitas la Adbij van Park. Ese primer edificio fue sufriendo diferentes cambios y reformas en función de la época y de las necesidades de la comunidad, y el gran último cambio data de 1730.
Se creyó adecuado transformar la antigua iglesia, de estilo románico, en una iglesia adaptada al estilo vigente en aquella época. Esa transformación, entre otros aspectos, supuso el cambio de los pilares, que tenían planta circular, a pilares de planta cuadrada; la eliminación de los arcos de medio punto y la creación de ventanales más grandes, para permitir una mayor entrada de luz a la iglesia.
Este fue el último gran cambio llevado a cabo en el edificio de la abadía, de modo que lo que podemos visitar en la actualidad es prácticamente exacto a lo que se podía observar cerca de 300 años atrás.
Si visitas la abadía, te darás cuenta de que, para acceder al edificio principal, tienes que cruzar diferentes puertas. Esto está hecho con una finalidad: cuanto más te acercas al corazón de la abadía, más silencioso es el lugar, hasta llegar al punto central, donde el silencio era absoluto.
La renovación de la abadía no podía quedarse simplemente en nuevas instalaciones: los monjes que la habitaban creyeron que era conveniente darle un uso a la Abdij van Park, con el fin de aprovechar los espacios y mantenerlos en el tiempo. Para ello, decidieron contactar con la Universidad Católica de Lovaina (la KU Leuven), para ofrecer un espacio al alumnado dedicado a estudiar la música del siglo XII. Además, se creó una pequeña fábrica de cerveza en las instalaciones de la abadía.
Si entramos en la iglesia de la abadía, podremos contemplar que, efectivamente, los cambios que se efectuaron en 1730 están vigentes en la actualidad. El color blanco de las paredes y el techo contrasta con los detalles en mármol y en madera de estilo barroco. Detrás del altar principal, encontramos el coro. Con unos bancos tallados en madera oscura, podemos ver dónde se sentaban los monjes para celebrar las misas, así como el asiento que ocupaba el abad de la Abdij van Park.
El abad era la figura de mayor responsabilidad en la abadía, y era elegido por el conjunto de monjes tras el fallecimiento del anterior abad. Justo enfrente del asiento del abad, adornado con terciopelo rojo, alfombras y otros detalles cuidados, se puede observar un sarcófago que contiene todas las inscripciones de los monjes fallecidos. Una escultura en la parte superior del sarcófago representa un hombre con un reloj de arena en las manos: recuerda al abad que, aunque en la abadía es la máxima autoridad, la muerte llega para todo el mundo, de modo que no puede dejar de ser humilde.
Al lado de la iglesia, se encuentra el claustro, actualmente abierto al público. Este espacio en la abadía era destinado a la oración de los monjes, que se llevaba a cabo caminando en círculos por el claustro y en completo silencio. En el suelo se observan baldosas claras y oscuras: bajo las últimas se encuentran los restos de monjes de la abadía.
Unos vitrales muy valuosos del siglo XVII, con representaciones de escenas bíblicas y religiosas, adornaban el claustro y permitían la entrada de luz. Sin embargo, no los podemos visitar en la actualidad: fueron vendidos por los monjes de la abadía tras la amenaza de la expropiación de todos los bienes de las abadías y conventos religiosos. Si visitas la abadía en los próximos meses, podrás ver unos vitrales modernos sencillos, así como una representación de cómo eran los originales, que se están intentando recuperar y devolver al claustro de la abadía.
En las paredes, podemos observar los retratos a pintura de los últimos abades de la Abdij van Park. El último de ellos falleció en 2004. Tras la muerte del anterior abad, los monjes se reunieron para elegir el nuevo abad de la comunidad religiosa, y la decisión fue que el hombre que podemos ver en el cuadro sería la nueva máxima autoridad de la abadía. Éste, sin embargo, se encontraba en aquel momento haciendo misiones en Brasil, y no recibió con ilusión la carta con la que se le comunicaba la decisión. No obstante, no tuvo más remedio que aceptar, puesto que los votos de la orden contemplaban, entre otros, la obediencia. Volvió a Leuven, donde ejerció sus funciones durante unos años hasta que falleció hace 14 años, en contra de sus deseos, en la Abdij van Park, lejos de su gente de Brasil.
Desde entonces no ha habido nuevo abad: aunque hay que destacar que en la abadía continúan viviendo monjes, a diferencia de la mayoría de las abadías, el número de habitantes no llega a los doce, de modo que son insuficientes para escoger nuevo abad. En 2018 sólo residen 5 monjes, todos ellos traídos desde otras abadías. Los monjes originales de la Abdij van Park fueron trasladados a otras abadías debido a su elevada edad y la consecuente incapacidad para llevar a cabo la administración de todas las actividades de la abadía.
Se puede visitar además la sala capitular de la abadía, donde las decisiones eran tomadas y donde actualmente los monjes se reúnen para orar. También en esa sala se encuentran los restos del abad de la Abdij van Park presente en el momento de la inauguración de la KU Leuven, en 1425.
Un dato interesante es que la abadía fue también el hogar de monjas durante 100 años: aunque no convivían, sino que disponían de espacios separados, monjes y monjas compartieron la abadía durante aproximadamente un siglo, hasta que el Papa decidió que no era algo adecuado y las monjas debían trasladarse a otro convento.
Si te interesa la historia y quieres conocer con más profundidad los detalles de este edificio religioso de Lovaina, debes visitar la Abdij van Park. Existen tours guiados en inglés y en holandés todos los fines de semana por el precio de 5€.
Un saludo,
Alejandro
Me llamo Alejandro Caravaca Hernández, y seré el corresponsal de Turismo en Flandes y Bruselas en Lovaina durante el primer semestre del curso 2018/2019. Ya me iréis conociendo poco a poco (nos esperan 5 meses por delante) pero, a modo de presentación, os explicaré brevemente quién soy y qué espero de mi experiencia en Lovaina.
Nací en noviembre del 1997, hace poco menos de 21 años, y vivo en Montcada i Reixac, un municipio de la periferia de Barcelona. Estoy estudiando 4º de Pedagogía (por si alguien se lo estaba preguntando, no es lo mismo que podología ni que logopedia) en la Universitat Autònoma de Barcelona, una de las universidades públicas catalanas. Me considero una persona activa y sociable, y participo en iniciativas socioculturales del municipio donde vivo, además de ser representante estudiantil en mi facultad. Entre mis hobbies destacaría el teatro: formo parte de un grupo de teatro amateur en Montcada i Reixac. De hecho, hace unos meses estrenamos un musical basado en la película Moulin Rouge, en el que pude interpretar el papel del antagonista, “el Duque”.