¡Buenos días! Hoy quiero hablar de una de las grandes atracciones gastronómicas de Bélgica: la cerveza.
Pero no quiero hablar de la cerveza comercial, hoy quiero introduciros a las cervezas trapenses.
La Cerveza Trapense no puede ser utilizada comercialmente, con la excepción de los monasterios Trapenses, que fabrican su propia cerveza y cumplen los requisitos de la Asociación Internacional Trapense. Para ello, las cervezas deben producirse dentro de los muros o las proximidades del monasterio; el producto debe producirse siendo supervisado por el monasterio y, por último, los ingresos deben ser para el sustento de la comunidad y el mantenimiento del monasterio, el resto se destina a financiar obras caritativas.
De los 176 monasterios de la Orden Trapense, sólo 10 abadías trapistas de todo el mundo cuentan con el logo de la Asociación Internacional Trapense: Chimay, Achel, Orval, Rochefort, Westvleteren, Westellen (Bélgica), La Trappe, Zundert (Países Bajos), Engelszell (Austria) y Spencer (Estados Unidos).
Chimay, Westmalle y La Trappe son las más conocidas y las únicas que se exportan internacionalmente. La mayoría de las abadías sólo producen para la manutención del monasterio y su comunidad, lo que conlleva que se tienen que reservar las tiradas por teléfono o yendo a la propia abadía.
Estas cervezas suelen ser cervezas de fermentación alta, con segunda fermentación en botella, con alta graduación (entre 6 y 12 grados) y con tonalidades entre negras y cobrizas. Su sabor es predominantemente amargo con toques caramelizados.
Cada cerveza tiene su propia elaboración, sus propias características, hasta, incluso, su propia copa.
No debe confundirse las cervezas trapenses previamente mencionadas con las cervezas de abadía. Las cervezas de abadía comenzaron siendo fabricadas en monasterios, pero, sin embargo, hoy otras empresas obtuvieron legalmente todos los derechos y recetas para la fabricación de este producto.
A finales de este mes comenzaré una ruta por las abadías trapenses flamencas (Westvleteren, Westellen y Achel), así que en muy poco tiempo os contaré la experiencia de visitar estas abadías.
Si os animáis a probar estas cervezas, no dudéis en enviarnos vuestros comentarios a través de nuestras redes sociales con el hashtag #ErasmusAmberes.
¡Nos vemos!
¡Hola a todas y todos! Soy Abel Corsino, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad Complutense de Madrid y durante los próximos meses vamos a vivir juntos la maravillosa experiencia de adentrarnos en la cultura flamenca. Pretendo mostrar las fascinantes calles por las que paseaban los maestros flamencos y todo su legado, conquistar vuestro paladar con la gastronomía belga, enseñaros los paisajes más recónditos de Limburgo y que os enamoréis, como yo, de cada rincón de esta región.
Me faltan unos días para comenzar esta aventura. Mi primera parada será la ciudad que me acogerá durante estos cinco meses: Hasselt, en Limburgo. Tengo muchísimo cariño a esta provincia porque será en la que pase el mayor tiempo de mi Erasmus y siento que tiene un millón de sitios que merece la pena explorar, pero no me olvidaré de que Amberes tiene maravillas arquitectónicas y de la gran relación que tiene esta ciudad con el arte.
En cuanto a mí, para que me conozcáis un poco más, os puedo decir que soy muy cinéfilo, me encanta perderme por cualquier sitio y soy adicto al hummus. Lo del hummus parece irrelevante, pero de verdad que no puedo subsistir sin hummus. Si queréis saber cómo empezó todo esto y cómo este servidor os está revelando su adicción al hummus, os dejo mi vídeo candidatura para ser Corresponsal Erasmus. Espero que os guste el vídeo y que estéis tan entusiasmados como yo por descubrir Flandes