Quien piense que irse de erasmus es irse de vacaciones tiene parte de razón pero no toda. Esta semana han empezado las clases en la Universidad de Amberes y hemos cambiado la fiesta por el estudio y las bromas por los agobios.
Nos encontramos por los pasillos y apenas nos da tiempo de saludar. Hay que encontrar el siguiente aula que puede que esté que en mismo edificio o puede que tengas que cruzar unas cuantas calles y preguntar varias veces para encontrar la K202, la R009, etc. Y es que el campus está formado por edificios que tienen nombre de letras, el primer número indica la planta y los siguientes el número del aula.
Al final de la jornada comentamos cómo ha ido el día y así parece que calmamos los nervios. Enfrentarte a una clase en un idioma diferente al español no es fácil, sobre todo teniendo en cuenta que son clases universitarias donde se tratan temas específicos de cada campo de conocimiento. Hay algunos que tienen las clases en neerlandés, por lo que se ven obligados a aprender a marchas forzadas. Suele ser habitual que los profesores accedan a hacer los exámenes en inglés. En cambio otros, como es mi caso, tenemos las clases en inglés.
Por otro lado, resulta interesante compartir clase con alumnos de todo el mundo: Francia, Alemania, Italia, Polonia, República Checa, Sudáfrica, Australia, Puerto Rico y así hasta un largo etcétera. Aprendes mucho a todas horas del día: costumbres, expresiones o por ejemplo cómo funcionan los diferentes sistemas educativos de cada país. Cualquier conversación en un principio intrascendente, puede abrirte las puertas de algo, que hasta el momento, era totalmente desconocido para ti.
Sin duda, hay que seguir disfrutando de la experiencia erasmus pero a partir de ahora tendremos que aprender a mirarla también desde el otro lado. El lado de la obligación y la responsabilidad de sacar un curso en el extranjero ¡Qué no es cualquier cosa! Os dejo una viñeta que me ha hecho mucha gracia.
MARÍA
¡Hola a todas y todos! Soy Abel Corsino, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad Complutense de Madrid y durante los próximos meses vamos a vivir juntos la maravillosa experiencia de adentrarnos en la cultura flamenca. Pretendo mostrar las fascinantes calles por las que paseaban los maestros flamencos y todo su legado, conquistar vuestro paladar con la gastronomía belga, enseñaros los paisajes más recónditos de Limburgo y que os enamoréis, como yo, de cada rincón de esta región.
Me faltan unos días para comenzar esta aventura. Mi primera parada será la ciudad que me acogerá durante estos cinco meses: Hasselt, en Limburgo. Tengo muchísimo cariño a esta provincia porque será en la que pase el mayor tiempo de mi Erasmus y siento que tiene un millón de sitios que merece la pena explorar, pero no me olvidaré de que Amberes tiene maravillas arquitectónicas y de la gran relación que tiene esta ciudad con el arte.
En cuanto a mí, para que me conozcáis un poco más, os puedo decir que soy muy cinéfilo, me encanta perderme por cualquier sitio y soy adicto al hummus. Lo del hummus parece irrelevante, pero de verdad que no puedo subsistir sin hummus. Si queréis saber cómo empezó todo esto y cómo este servidor os está revelando su adicción al hummus, os dejo mi vídeo candidatura para ser Corresponsal Erasmus. Espero que os guste el vídeo y que estéis tan entusiasmados como yo por descubrir Flandes
2 comentarios
cuanta razon llevas…nos esperan largas tardes en la biblioteca pero se compensara con el tiempo libre los fines de semana y las fiestas de los jueves!
Sister, este año mi clase es más internacional que nunca…Italianos, francesas, alemanas, chilenos, etc. Y veo que les cuesta un mntón tanto entender la clase como exponer los trabajos, así que imagino por lo que estarás pasando.