En mi anterior entrada, dimos una vuelta diferente por Malinas, para verla desde otra perspectiva. Si os ha abierto el apetito, este es vuestro post.
Rosario Mechelen: un italiano infravalorado en internet.
Al ser temporada baja, a pesar de estar al lado de la Catedral de Malinas, estuvimos casi solos y nos atendieron muy rápido. La comida estaba deliciosa (pedimos una pizza y una lasaña) y, como ocurre en casi todo Flandes, los platos eran enormes.
Para beber, por supuesto, pedí mi Kriek (de Lindemans) que, como anotación, es bastante más barata que en cualquier bar de Bruselas.
El precio medio de plato + bebida es de unos 13-18€.
Hay muchos sitios algo más baratos pero, en relación calidad-precio, repetiría sin duda en este restaurante
Dónde: Wollemarkt 22 (enlace a maps, aquí).
Dónde tomar café:
Si quieres probar algo diferente, te recomiendo el vlaamse cappucino de Louis. Esta cafetería-restaurante, ubicada en la calle Hanswijkstraat 1, sirve un café que está de miedo, acompañado de un dulce riquísimo. También tienen capuchino italiano, pero este es espectacular y, si eres goloso, no te lo puedes perder.
Nuestro próximo destino: Lovaina
¡Nos vemos en la siguiente entrada!