Una de las cosas que más os pueden sorprender al llegar a Gante y pasear por sus calles, son las hileras de zapatos que se pueden encontrar colgados de los cables de la luz en algunas zonas.
Uno puede optar por varias reacciones:
-La mala sería pensar que es una barriada donde se trafica con drogas, pues es lo que simboliza en muchos lugares, donde se usa como una especie de código para advertir de la presencia de narcos en alguna casa cercana.
-Otra opción que uno puede pensar es que alguien ha muerto ahí, ya que existen supersticiones relacionadas con colgar los zapatos cuando alguien muere, a modo de espantar los fantasmas que acechan la zona.
-Y una bonita alternativa, que es lo que yo pensé y más gente piensa, es que se debe a la película Big Fish de Tim Burton. En esta película la razón de desprenderse de sus zapatos colgándolos simboliza el largo camino que han tenido que recorrer esas personas para llegar hasta ese lugar, por lo que el lugar se encuentra de alguna forma apartado y escondido, siendo una especie de paraíso virgen. De esta forma también, colgar sus zapatos se convierte en una especie de “paga y señal” para no irse de ahí.
Ante tantas opciones y tantas dudas, decidí obtener alguna respuesta procedente de algún local, pues quién mejor que un gantés para explicarme la razón de tantas calles con tantos zapatos. Y la respuesta fue un poquito diferente…
Gante está lleno de estudiantes, pues bien, cada facultad de la Universidad tiene también su propia asociación de estudiantes. Pero entrar no iba a ser tan fácil…
Cada año, nuevos estudiantes se unen, pero para ello han de pasar una serie de pruebas.
Primeramente, estos nuevos futuros miembros son vendidos al resto de miembros más antiguos a cambio de cervezas, teniendo que ser una especie de súbditos, esclavos, en fin… han de estar a la disposición de las crueldades que el resto de miembros del club decidan.
Tras un tiempo determinado (unas cuantas semanas), viene la siguiente y última prueba, la que los belgas llaman doop, que vendría a significar “bautizo”. Durante ese día, las experiencias desagradables se multiplican, pues están obligados a cosas como vestir con ropas completamente sucias, a comer comida de gatos, etc.
Una vez demuestran ser lo suficientemente fuertes como para superar esa prueba, pasan a ser definitivamente parte del club, y como muestra de ello lanzan sus zapatos a los cables de la luz para dejar constancia.
Así pues, podemos decir que todos los zapatos que veamos colgados por las calles de Gante pertenecen a gente completamente merecedora de nuestro respeto, ¡pues no todos seríamos capaces de superar esas pruebas terribles!
Soy Cristina López, estudiante de último año de psicología en Barcelona y ahora corresponsal de Gante, mi ciudad destino de Erasmus. ¿Mis primeras impresiones de Gante?
Han habido muchísimas cosas aquí que me han llamado la atención, como que en ocasiones un agua te salga más cara que una cerveza, que en las terrazas de algunos restaurantes te pongan mantas por si hace frío, que en todos los lavabos haya papel (incluso en los lavabos portátiles que ponen en los festivales), que a veces tengas que pagar para ir, que duerman con almohadas cuadradas, que sólo se den un beso en la mejilla al saludarse, o su predilección por el picante, ya sea poniéndose pimienta en la sopa o tabasco en los spaghetti.
Gante es una ciudad que combina tradición y progreso. Hoy en día es considerada una ciudad de estudiantes, hay alrededor de 45000, así que eso significa que, además de su belleza y su aire medieval con multitud de construcciones y calles que visitar y recorrer, es una ciudad joven y activa, constantemente en movimiento. Siempre encuentras algo que hacer, algún evento, festival o exposición que te pueda ser de interés.
A lo largo de mi actividad en este blog os iré mostrando todo lo interesante y curioso que viva durante mi estancia Erasmus, de momento espero que esta pequeña introducción os haya picado la curiosidad para seguir visitándonos y, quién sabe, ¡quizás veniros! Así que por si eso sucede, mi primer consejo es que os alquiléis una bicicleta, no es una ciudad muy grande y se puede recorrer a pie fácilmente, ¡pero no hay nada mejor que sentirse un auténtico belga! Y mi primera advertencia si vais en bici es que tengáis mucho cuidado con las vías del tranvía, ¡y más si llueve!