Tanto si estás aquí residiendo como si vienes de turismo, ésta es una visita obligada. Si ya has estado aquí, seguramente lo hayas visto y te ha llamado la atención. Si estás bien informado lo sabrás, pero sino es difícil, pues en Gante encontramos tantos edificios y monumentos espectaculares de aspecto antiguo e histórico en cada una de las calles que se pueden transitar, que uno más o uno menos… a veces no se nota.
Éste sin embargo llama la atención por otras particularidades. Una de ellas, es que se encuentra rodeado parcialmente de agua por la parte posterior, y la otra es que está repleto de banderas ondeantes. Pues bien, éste es el castillo de Gravensteen, o también llamado el Castillo de los Condes de Flandes (traducción literal del dutch), y el agua que lo rodea no es uno más de los canales, sino un foso.
Este castillo tal y como lo encontramos hoy en día fue construido a finales del siglo XII (concretamente en el año 1180) bajo la orden de Felipe de Alsacia, antiguo conde de Flandes, para mostrar a los ganteses quién dominaba la ciudad. No obstante, excavaciones arqueológicas demuestran que hubieron por lo menos tres fortificaciones de madera que se fueron reconstruyendo a medida que se deterioraban. Restos de las antiguas construcciones se pueden encontrar en los pisos inferiores de la torre principal del castillo.
Los Condes de Flandes tenían castillos en las principales ciudades donde tenían posesión, ya que contínuamente tenían que viajar para tener todos los territorios en orden y bajo control. Al parecer el de Gante es el que ha sobrevivido mejor al paso del tiempo.
Justo en la entrada principal encontramos una abertura en forma de cruz que nos indica que probablemente habían tomado parte en alguna de las Cruzadas cuando el castillo se construyó.
Durante la visita al castillo podemos visitar los diferentes espacios que lo componen. Entre exposiciones de armas y armaduras, lo que más nos llama la atención, sin duda, es la sala de torturas donde encontramos un amplio repertorio de herramientas e instrumentos que antiguamente utilizaban con los presos y enfermos mentales, entre los cuales no hacían diferencias. Desde la reconstrucción de una guillotina con la hoja original, instrumentos donde se sujetaban los dedos pulgares de los presos para golpearlos y así forzar su confesión, camisas de fuerza tejidas con cuero, esposas, hierros con los que sellaban ardientemente a los presos, etc… Una pequeña habitación donde podemos pasarnos tranquilamente una hora mientras observamos e imaginamos las crueldades triviales que se llevaban a cabo en la época. Todos los instrumentos que actualmente encontramos fueron donados por Pierre, hijo del último ejecutor de Gante, Jean Guillaume Hannoff, quien practicó el trabajo desde el año 1818 hasta el 1866. De hecho, la plaza que encontramos frente al castillo, Sint-Veerleplein (donde hoy encontramos la Oficina de Turismo), es donde se practicaban las ejecuciones públicas.
Pero después de recorrer todos los espacios interiores y haber tirado una moneda tras pedir un deseo, no podemos irnos sin antes pasearnos por los enormes torreones del castillo, pues desde ahí podemos contemplar todo Gante desde una vista panorámica. Es una preciosidad para la vista vislumbrar todos esos tejados y fachadas. Esa majestuosidad nos indica que el castillo tuvo un gran poder durante la Edad Media.
A lo largo de la historia, el castillo pasó a ser usado para diferentes propósitos. Desde Casa de la Moneda a una cárcel, para posteriormente una fábrica de algodón. Hoy en día el castillo está completamente restaurado y convertido en museo. Recomiendo totalmente esta visita, ¡atención a las vistas!:
Soy Cristina López, estudiante de último año de psicología en Barcelona y ahora corresponsal de Gante, mi ciudad destino de Erasmus. ¿Mis primeras impresiones de Gante?
Han habido muchísimas cosas aquí que me han llamado la atención, como que en ocasiones un agua te salga más cara que una cerveza, que en las terrazas de algunos restaurantes te pongan mantas por si hace frío, que en todos los lavabos haya papel (incluso en los lavabos portátiles que ponen en los festivales), que a veces tengas que pagar para ir, que duerman con almohadas cuadradas, que sólo se den un beso en la mejilla al saludarse, o su predilección por el picante, ya sea poniéndose pimienta en la sopa o tabasco en los spaghetti.
Gante es una ciudad que combina tradición y progreso. Hoy en día es considerada una ciudad de estudiantes, hay alrededor de 45000, así que eso significa que, además de su belleza y su aire medieval con multitud de construcciones y calles que visitar y recorrer, es una ciudad joven y activa, constantemente en movimiento. Siempre encuentras algo que hacer, algún evento, festival o exposición que te pueda ser de interés.
A lo largo de mi actividad en este blog os iré mostrando todo lo interesante y curioso que viva durante mi estancia Erasmus, de momento espero que esta pequeña introducción os haya picado la curiosidad para seguir visitándonos y, quién sabe, ¡quizás veniros! Así que por si eso sucede, mi primer consejo es que os alquiléis una bicicleta, no es una ciudad muy grande y se puede recorrer a pie fácilmente, ¡pero no hay nada mejor que sentirse un auténtico belga! Y mi primera advertencia si vais en bici es que tengáis mucho cuidado con las vías del tranvía, ¡y más si llueve!