Lo más extendido y conocido es que Bélgica es el país de la cerveza y el chocolate. Pero lo que pocos saben es que antes de empezar a comercializar con estos dos productos estrella, Bélgica era una de las pioneras en el encaje de bolillo.
Con el paso del tiempo, a los burgueses les resultaba más fácil trabajar con lo que ahora es famoso, la cerveza y el chocolate, así que el encaje empezó a perder popularidad.
Por suerte, el gobierno flamenco le tenía en alta estima a esta artesanía, y no solamente hicieron museos en su memoria en las grandes ciudades donde más se practicó, Brujas y Bruselas, si no que aun hay centros de encaje de bolillos donde cientos de artesanos siguen trabajando en ello y además han protegido las antiquísimas tiendas donde se vendía el encaje en el renacimiento, tanto que si los actuales propietarios deciden no vender encaje de bolillo se les retiraría la propiedad de la tienda, ya que en esos sitios solo se puede vender este producto.
En Flandes, el encaje no es solo un oficio, sino una parte del patrimonio cultural de la región, uno de los museos antes mencionados es el Musee du Costume et de la Dentelle (Museo del Traje y el Encaje) cerca de la Grand Place, Bruselas.
En nuestra página visitaflanders, te contamos con más profundidad la historia de esta antigua artesanía, pero si tienes la suerte de verlo de cerca, no te olvides de llevarte una pieza de encaje de bolillo de recuerdo.