El pasado miércoles 21 de noviembre tuvimos el placer de ser invitados tanto las que actualmente estamos escribiendo este blog, como los que lo harán en el siguiente semestre a partir de febrero, como todos aquellos que participaron enviando sus vídeos; a una de las mejores fiestas que nunca he ido, ¡y no exagero!
Con un cartel como el de la derecha como invitación a la fiesta, nada más recibir el correo ya me empezó a picar el gusanillo… ¿que el chocolate no engorda…? ¡¿Dónde está el truco?!
El evento se realizó en Bruselas en un local llamado Bazaar, cerca de la estación du Midi. Como corresponsales del blog, nos recomendaron acudir al local un poquito antes que el resto de gente, así que allí estuve una horita antes, aunque como no vi nadie pensé que había sido demasiado precavida y me fui a tomar un chocolate a un bar cercano (aunque supongo que éste sí que engordaba…).
Tras dejar pasar un poco de tiempo, finalmente empecé a ver movimiento y me decidí a entrar. Allí vi a todo el equipo que ya había tenido la suerte de conocer previamente en Barcelona, lo cual me hizo mucha ilusión volver a reencontrarme: Jan, Jorinde, Judit, Ángeles, y a Katrien que no la había podido conocer antes. Me dieron la bienvenida y me invitaron a entrar.
Allí dentro, entre flamencos rosas hinchables, estaban el resto de corresponsales. Fue un placer conocerles, pues las veces que nos habíamos hablado por mensajes habían sido muy agradables y ya tenía ganas de ponerles cara y verles personalmente. El caso es que estábamos un poco nerviosas todas ya que teníamos que hacer una pequeña presentación de unos minutos delante del resto de invitados, pero gracias a Dios, pudimos disfrutar nada más llegar de unos aperitivos en forma de copas y toda la noche de cervezas gratis ilimitadas entre las cuales podíamos elegir una Morte Subite (cerveza kriek, es decir, de cereza), una cerveza blanca, o una Westmalle (si recuerdo bien, que después de la noche es difícil de recordar…), la de más graduación y, curiosamente, la que antes se acabó.
Supongo que eso ayudó, pues al final, entre las cervezas y el buen humor de la gente que no paraba de animar, ¡nos salió a todas redondo! Bien, a partir de entonces ya pudimos sentirnos libres de preocupaciones y… ¡comenzó la diversión!
Para empezar nos prepararon una gran mesa tipo buffet toda llena de comida típica belga. Desde unos huevos y unos tomates rellenos, hasta (cómo no) patatas fritas que no dejaban de reponserse, y mi querida stoofvlees. Aunque hubo que esperar hasta llenarnos el plato debido a la gran masa de gente hambrienta que acudió a la vez, al final todos acabamos bien empachados y satisfechos, así que continuamos con las cervezas…
Y llegó el momento de desvelar el secreto… ¿cómo no puede engordar el chocolate? Pues bien, la historia tenía algo que ver con una visita de los Rolling Stones a Bélgica para un cumpleaños en que encargaron un poco de chocolate a uno de los mejores chocolateros del mundo, de hecho, uno de los tres incluídos en la guía Michelin, además de ganador de otros premios, Dominique Persoone. Un personaje de tal creatividad no podía tan solo llevarles una tableta de chocolate normal y corriente, así que pensando y pensando (y supongo que conociendo las aficiones de la banda) ideó una pequeña máquina que servía como catapulta para… esnifar chocolate. Sí, esnifar chocolate en polvo, por la nariz. De hecho, es la misma que vemos en la imagen de la invitación a la fiesta.
Lo cierto es que este chocolatero no sólo ha inventado eso, también otras cosas como un pintalabios de chocolate al plantearse hacer una barra de labios de cacao tan solo con cacao…
Entre unos que no llegaban a notar el chocolate porque se ponían muy lejos y otros que acababan con la cara marrón por ponerse demasiado cerca, nadie pudo resistirse a probar semejante invento, ¡y la verdad es que fue muy curioso!
Así que tras la comilona, el nuevo descubrimiento, horas de música y mucha cerveza, acabamos bailando todos unos con otros en un ambiente de fiesta, sorpresas y buenas vibraciones. Nos lo pasamos genial y, para rematar, antes de irnos nos regalaron como recuerdo un pendrive con forma de tableta de chocolate y con la dirección web de la oficina de Turismo de Flandes en el reverso.
Eso sí… nuestras energías no son interminables y, yo por lo menos, al día siguiente estaba como los flamencos hinchables en esta foto…
Soy Cristina López, estudiante de último año de psicología en Barcelona y ahora corresponsal de Gante, mi ciudad destino de Erasmus. ¿Mis primeras impresiones de Gante?
Han habido muchísimas cosas aquí que me han llamado la atención, como que en ocasiones un agua te salga más cara que una cerveza, que en las terrazas de algunos restaurantes te pongan mantas por si hace frío, que en todos los lavabos haya papel (incluso en los lavabos portátiles que ponen en los festivales), que a veces tengas que pagar para ir, que duerman con almohadas cuadradas, que sólo se den un beso en la mejilla al saludarse, o su predilección por el picante, ya sea poniéndose pimienta en la sopa o tabasco en los spaghetti.
Gante es una ciudad que combina tradición y progreso. Hoy en día es considerada una ciudad de estudiantes, hay alrededor de 45000, así que eso significa que, además de su belleza y su aire medieval con multitud de construcciones y calles que visitar y recorrer, es una ciudad joven y activa, constantemente en movimiento. Siempre encuentras algo que hacer, algún evento, festival o exposición que te pueda ser de interés.
A lo largo de mi actividad en este blog os iré mostrando todo lo interesante y curioso que viva durante mi estancia Erasmus, de momento espero que esta pequeña introducción os haya picado la curiosidad para seguir visitándonos y, quién sabe, ¡quizás veniros! Así que por si eso sucede, mi primer consejo es que os alquiléis una bicicleta, no es una ciudad muy grande y se puede recorrer a pie fácilmente, ¡pero no hay nada mejor que sentirse un auténtico belga! Y mi primera advertencia si vais en bici es que tengáis mucho cuidado con las vías del tranvía, ¡y más si llueve!