Al igual que con brujas, el grupo de Erasmus ESN nos llevó a visitar la ciudad de Amberes. No se si es casualidad o no, pero siempre que vamos a visitar esta ciudad el tiempo es buenísimo, de hecho la primera vez que fuimos más de uno hizo la visita en manga corta.
Amberes es la segunda ciudad más grande de Bélgica, con unos 500.000 habitantes. Yo la definiría como una mezcla entre Bruselas y Gante, siendo una ciudad de edificios elevados y con más movimiento de gente, pero sin perder la belleza de la arquitectura de los edificios flamencos.
Al llegar a la estación de tren uno queda fascinado por lo bonita que es esta, decorada como si de un palacio se tratase.
Una vez fuera nos encontramos con dos calles, una que lleva al zoo y otra que lleva al Grote Markt. Esta última fue la que tomamos, el conocido Bulevar Meir. Esta calle está repleta de tiendas y dado que era un Sábado y hacía buen tiempo el bulevar estaba lleno de gente por todos lados.
Caminando por el bulevar nos encontramos artistas que aprovechan el soleado día para animar el paseo. También hay que destacar los edificios de estilo rococó de los siglos XVIII y XIX que rodean la calle.
Cuando pasamos el bulevar Mier, nos dirigimos a uno de los sitios que más me gustaron de Amberes y en los que más vida había, la Plaza Verde o Groenplaats. En el centro de la plaza se puede observar la estatua del pintor Rubens y al fondo encontramos la catedral.
Antiguamente en esta plaza se encontraba un prado que se utilizaba como cementerio para la gente pobre. Otro edificio que destaca en la plaza es el majestuoso hotel Hilton. La plaza estaba repleta de gente, sentados en el suelo tomando algo o en las terrazas de los bares. Había incluso gente vendiendo bollos o souvenirs para recaudar dinero y por la noche en esta misma plaza vimos a una despedida de soltero haciendo un «espectaculo» y vendiendo piruletas a la gente para conseguir dinero para el resto de la noche (buen sistema para financiarse la despedida).
Nos dirigimos hacia la Catedral de Nuestra Señora, la catedral más grande de toda Bélgica. Comenzó a constuirse en el siglo XIV, pero debido al estado de deterioro en el año 1965 tuvieron que llevarse a cabo una serie de medidas para reconstruirla.
En el interior de la catedral se exponen varias de las obras del artista Rubens, destacando La elevación de la cruz y El descenso de la cruz. En uno de sus muros se encuentran una serie de estatuas que hacen alusión a la construcción de la parte gótica de la catedral por parte del arquitecto Peter Appelmans.
Bajamos por una de las calles y nos encontramos con la plaza del Grote Markt, donde se encuentra el ayuntamiento de la ciudad. Debido a las recostrucciones no se podía apreciar, pero en el centro de la plaza esta la Fuente de Bravo en la que aparece una estatua de Silvius Bravo representando el momento de los orígenes de Amberes, en el que lanza la mano del gigante Antigonus al rio Escada. De hecho, de ahí se originó el nombre de la ciudad de Amberes (Antwerpen), de Hand werpen que significa tirar la mano.
Una vez llegamos aquí decidimos seguir la ruta por nuestra cuenta con ayuda de unas amigas que están de Erasmus en Amberes que nos llevaron a ver el puerto. El puerto de Amberes es el segundo más grande de Europa después del puerto de Rotterdam y desde allí se puede ver como el rio Escada divide la ciudad en dos partes. De hecho se puede cruzar de una parte del rio a la otra a través de unos túneles subterráneos. El muelle tiene una longitud de 50 km y con el sol todo el mundo se acercaba a pasear por allí.
Desde aquí se tienen unas preciosas vistas de la ciudad y de la catedral.
Después del puerto nuestras amigas nos llevaron a ver el Castillo de Het Steen, que se encuentra próximo al muelle. Es el edificio más antiguo de Amberes (año 1200) y en la antigüedad se utilizaba como prisión, donde los prisioneros esperaban su sentencia que solía ser cortarles las manos, la cabeza o quemarlos vivos. Actualmente se utiliza como parte de un museo de historia marítima.
Tras la visita turística por la ciudad nos fuimos a cenar algo a un restaurante que se encontraba cerca de la catedral, un italiano que se llamaba Da Giovanni. Era bastante grande y no era muy caro cenar, aunque la mayoría de los platos que ofrecía como es lógico eran pasta.
Esa misma noche decidimos salir de fiesta por Amberes y la verdad que tiene una gran vida nocturna. Al ser una ciudad más grande que Gante, los fines de semana tiene más movimiento de gente que Gante ya que los estudiantes el fin de semana vuelven a sus casas y Gante se queda muerta.
Y tras la fiesta nos pedimos unas patatas fritas para matar el hambre y cogimos el tren camino de Gante practicamente destrozados del día tan intenso que habíamos pasado pero que de verdad mereció la pena.