En los alrededores de Lovaina, fuera de lo que se conoce como el “ring”, que es el anillo que forma el centro de la ciudad, se puede disfrutar de paisajes preciosos con bosquecillos y grandes prados salpicados de abadías antiguas y castillos. Uno de estos lugares particularmente llamativo es el Castillo de Arenberg.
Este castillo fue donado a la Universidad por el Gobierno de Bélgica en 1921, tras haber sido expropiado a la familia Arenberg durante la I Guerra Mundial por la relación de esta familia con los entonces enemigos alemanes. Hoy en día forma parte de la Facultad de Ingeniería de la KU Leuven, actuando como un gran pulmón verde con su enorme parque donde los estudiantes pasan sus ratos de ocio.
Fue construido en el siglo XII por los Señores de Heverlee, reconstruido en el XV y ampliado en el XVI al estilo renacentista flamenco. Como muchos antiguos edificios del patrimonio histórico de la zona, fue restaurado sustancialmente en el siglo XIX con estilo neogótico. A su lado existe un antiguo monasterio que ahora es la biblioteca del campus de Arenberg.
Existen varias curiosidades alrededor de la historia de este castillo: desde el patio que hay frente a él se realizó el primer vuelo de globo de gas tripulado del mundo, el 21 de noviembre de 1783. Además el castillo sirvió como el primer teatro de Bélgica, en 1616, y por sus jardines y salones paseó frecuentemente Voltaire, invitado por la familia Arenberg.
Es un magnífico lugar para pasear, ir de picnic o simplemente sentarte a dejar pasar el rato relajado. Se encuentra a 10 minutos en coche desde el centro de Lovaina, algo más en bicicleta y algo así como a una hora andando (tranquilos, al estar en el campus universitario está muy bien comunicado con los autobuses urbanos). También se puede ver el interior del castillo, concertando visitas guiadas en la oficina de turismo. Además cerca de él hay varios bares, restaurantes y heladerías, con lo que puedes pasar una tarde plácidamente disfrutando de su extenso parque y del panorama del castillo con sus torres rematadas con las típicas águilas alemanas (la familia Arenberg era alemana, por eso perdieron el castillo, como he contado). Es una de las mejores visitas por los alrededores de Lovaina, si ya habéis conocido bien el centro de la ciudad. No dudéis en salir del “ring” y dejaros llevar para ir encontrándoos con maravillas como ésta, el Castillo de Arenberg.