Este país está lleno de iglesias impresionantes allá por dónde vayas. Que si las estatuas, las vidrieras, los cuadros…Pero lo que más me ha llamado la atención personalmente, son los púlpitos. En ellos me centraré en esta entrada.
A los que nos gustan las grandes iglesias y catedrales disfrutamos como condenados aquí en Flandes. Debido a la riqueza de esta zona durante la Baja Edad Media, a partir del siglo XIV principalmente, había dinero de dónde sacar para levantar estos templos. En el siglo XVI, ya en el periodo español, la Iglesia católica tenía también que imponer cierto aire de majestad debido a las luchas religiosas. No es de extrañar que los púlpitos desde los que el prelado debía hablar sean una muestra de ostentación. Había pensado en ir hablando de unos cuantos en concreto, pero prefiero no aburrios y pasar a las fotografías. Allá van dos púlpitos de Gante y el de la catedral de Malinas, aunque recomendaría muchos más como el de Lier, Bruselas o el de cualquier iglesia de Amberes.