Supongo que todo tiene que acabar.
Desde hace algo más de una semana lo único que hago es ver finales y más finales. Clases, exámenes, amigos que se van, mi propio Erasmus y ahora también el blog.
No sé hasta qué punto soy consciente del abismo que parece haber delante de mí; está nueva vida que he construido durante el último año parece desmoronarse.
Pero ¿qué puedo hacer?, no queda otra opción que resignarse a que así sea.
Aunque pueda parecerlo no estoy tan triste. Ha sido un gran año, muchos hablan ya del mejor año de sus vidas; yo nunca me he atrevido a utilizar ese tipo de calificativos, pero desde luego soy consciente de que años así serán difíciles de repetir.
El Erasmus te da la oportunidad de que tu día a día sea una secuencia de cosas apasionantes. Me siento muy agradecido por haber podido disfrutar de esta oportunidad y aunque no siempre con la precisión adecuada, haber podido compartir las cosas más atractivas que he encontrado por aquí.
Porque verdaderamente una de los recuerdos que siempre me llevaré de mi Erasmus será este blog, llevar la cámara a todas partes por si encontraba algo interesante que contar, editar fotos, videos, sacar la creatividad de dónde no sabía que la había para buscar temas o desarrollarlos, incluso recordarlo como mis primeros pasos en el mundo laboral.
En esta ciudad, ciudad que ya será siempre un hogar para mí. Una ciudad vibrante llena de eventos que la otorgan una vida urbana envidiable.
Hasta aquí mi aventura en Bruselas, ha sido un placer.