Renaissance
Por una idílica abertura en un muro en Schapenstraat, entras en los grandes jardines del College Van Dale. Es un jardín salvaje con coloridas flores entre los árboles altos y un camino te lleva arriba. Si miras entre la vegetación hay una vista fantástica de la ciudad: este es prácticamente el punto más alto de Lovaina. El patio interior irradia una atmósfera sureña debido a su galería de arcos. Es uno de los pocos edificios en Lovaina con un estilo arquitectónico del Renacimiento, fundado en 1569 por Canon Pieter Van Dael, un antiguo estudiante de la universidad. La pasión italiana se transfiere a su construcción y supone un placentero cambio al estilo gótico brabantino que es omnipresente en la ciudad.
Amor oculto
Encontrarás el parque Ramberg oculto tras los muros de Naamsestraat. Además, el estrecho camino entre los dos muros en la parte de atrás del jardín no lleva a ningún sitio, por lo que tu víctima no podrá escapar. Si no aciertas a la primera, tienes tiros extra para clavar tu flecha en su corazón. Y voilá, reto conseguido. Si caminas hacia Damiaanplein por el Ramberg, llegarás a la iglesia de Saint Anthony. En la cripta se encuentra la tumba del padre Damien, quien pagó su amor incondicional por los leprosos de Molokaï con su propia vida.
Un pueblo sin mujeres
Las casas de cuento de hadas y el Gran Béguinage dan lugar a un fondo romántico, a pesar de que dejaban poco espacio al romance. Las beguines que vivían allí no eran monjas, pero hicieron un voto de castidad por el que debían permanecer célibes. El pastor tenía la dificultosa tarea de asegurarse de que era mantenido. No era tarea fácil ya que en el siglo XVII casi 360 beguines vivían allí. Cada tarde, las pesadas puertas se cerraban con dos cerrojos para impedir el triunfo de la tentación. El portero tenía una llave y el pastor, el cual vivía fuera del Beaterio, tenía otra. Seguramente, una beguine podía colar ocasionalmente a un hombre dentro, bajo riesgo de que si le pillaban acabararía de patitas en la calle.