Es lo que pasa cuando se hace lo que no toca cuando no toca. Lo correcto y lo incorrecto. La perplejidad y compasión de una joven que, viéndome solitariamente rodeado estirar enfrente al escenario, se me acercó curiosa a preguntar: “What do you feel?”. Abrí los ojos, y rebosando credibilidad y pasión contesté: “I feel everything”. Atrapé su curiosidad. “Ohh, MDMA?”“No, no. Breathe. Meditation.” Al tiempo que me daba golpecitos en el ala de la nariz con el dedo índice. Acompañada por el criticismo, la incredulidad y la decepción, dio media vuelta. Los curiosos que presenciaron la escena seguirán buscando lo que me esnifo…
LUCID FESTIVAL
Caracterizado por la contundencia y la precariedad, este festival gratuito pone de manifiesto la pasión y el amor de los belgas por la música. ¡Cuántas locuras por amor al arte! Con un presupuesto paupérrimo para alquilar un parking abandonado (Petrol Parking), vallas, un par de tiendas y un equipo de sonido digno de un partido de tenis, Lucid Festival se caracteriza por la esencia: la pasión. Música de 12.00 a 08.00 ininterrumpidamente. Si no queréis acabar el verano tan sordo como Beethoven, es fundamental que traigáis tapones para los oídos. En los partidos de tenis prima el silencio, y los bafles se diseñaron para los latidos del pecho, no para la sutileza del tímpano.
BREWFEST
Sin rodeos, en el corazón de Antwerp (Dirección y link), con la colaboración de los bares de la zona, un día completo de música gratuita. Garantizando la rentabilidad de la ebriedad, todo se paga en Jetones. Para evitar que la gente se decepcione perdiendo dinero, los Jetons son unas fichas de coste variable (1-2 €) que se intercambian por consumiciones. Estimando lo que se va a consumir y para no poner de excusa la borrachera, la primera decisión de todo festivalero trata sobre cuanto se va a consumir. Diseñadas para facilitar las tareas matemáticas de los camareros inexpertos, estas fichas además evitan además cualquier tipo de hurto. Alcohol y dinero siempre fue mala combinación. Mis amigos belgas me cuentan las historias de domingos por la mañana coleccionando jetons, no reembolsables, por supuesto.
Antwerp. Calor y lluvia. Chubasquero y gafas de sol. Fue una pena que llegase al Brewfest 45 minutos antes del partido de cuartos de final. Me encontré con Bravo en Grote Markt mirando la digna derrota de Bélgica ante Argentina en una pantalla gigante.